La fina sonda mojada silbó
como seda restregada
al correr entre los dedos del hombre.Joseph Conrad (El cabo de la cuerda)Comenzar a escribir
con la sola intuición
de que algo se agazapa
detrás de las palabras que se trenzan
es como acercarse a un puerto
en la noche y ciego,
sin más ayuda
que una sonda que insistente
mide las aguas menguantes.
(Mucho tiene que ver en esta conradiana Jorge Ordaz. Para él.)
Sí, la noche insondable y las palabras para sondearla... Nosotros. Gracias, amigo, por estas tuyas tan quedas y hermosas, y por el conocimiento.
ResponderEliminarMuy hermoso
ResponderEliminarLa historia del viejo capitán Whalley inspiró estos versos.
ResponderEliminarUn abrazo a ambos.
Gracias, amigo, por este regalo de poema.
ResponderEliminarOjalá te haya gustado, Jorge.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por supuesto que me gusta. Si algún día me decido a publicar mis conradianas, pienso que este poema sería un magnífico encabezamiento.
ResponderEliminarSería una alegría que tus conradianas se publicasen y otra que mi poema las acompañara.
ResponderEliminarUn abrazo.