Sin duda, amigo mío, y de ahí que los libros escritos por profesión puedan entretener, pero nunca apasionar. Aunque hay obsesivos incapaces de la profesión necesaria para escribir su libro; mírame a mí... Abrazos.
Qué gran verdad. Acabo de entrar, casi a escondidas en tu casa, y me encuentro con este pensamiento que me viene como anillo al dedo. Con tu permiso,sigo fisgando. Un saludín
Es muy cierta, querido Sir, esa relación entre obsesión escritora y pasión lectora. Supongo que es algo que sucede con toda actividad humana, incluso en las propias relaciones con los demás, percibimos lo que se nos ofrece. Y una entrega generosa seduce a todo ánimo de buena voluntad. Respecto a tu lamento último, yo creo que al oficio y a la obsesión hay que añadirle disciplina -esa rutina del esfuerzo con la que se van llenando poco a poco cuartillas-. Igual es que nos falta -a ti, y a mi, y a otros cuantos que mantenemos estas bitácoras pero no escribimos libros- alguno de los componentes de la pócima. De cualquier forma, no creo que valga la pena darle demasiadas vueltas. Si quisiéramos que fuera de otro modo, pondríamos parte de la obsesión en ello. ¿No te parece, amigo? Un abrazo.
Sin duda, amigo mío, y de ahí que los libros escritos por profesión puedan entretener, pero nunca apasionar. Aunque hay obsesivos incapaces de la profesión necesaria para escribir su libro; mírame a mí... Abrazos.
ResponderEliminarQué gran verdad.
ResponderEliminarAcabo de entrar, casi a escondidas en tu casa, y me encuentro con este pensamiento que me viene como anillo al dedo.
Con tu permiso,sigo fisgando.
Un saludín
Buenos días:
ResponderEliminarPues ahora que lo leo....
Saludos
Es muy cierta, querido Sir, esa relación entre obsesión escritora y pasión lectora. Supongo que es algo que sucede con toda actividad humana, incluso en las propias relaciones con los demás, percibimos lo que se nos ofrece. Y una entrega generosa seduce a todo ánimo de buena voluntad.
ResponderEliminarRespecto a tu lamento último, yo creo que al oficio y a la obsesión hay que añadirle disciplina -esa rutina del esfuerzo con la que se van llenando poco a poco cuartillas-. Igual es que nos falta -a ti, y a mi, y a otros cuantos que mantenemos estas bitácoras pero no escribimos libros- alguno de los componentes de la pócima. De cualquier forma, no creo que valga la pena darle demasiadas vueltas. Si quisiéramos que fuera de otro modo, pondríamos parte de la obsesión en ello. ¿No te parece, amigo?
Un abrazo.
Gracias, Leo y Luna, por vuestros comentarios y vuestras visitas.
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