Las novelas, como los lechos de muchos ríos, se asientan sobre las piedras. Entre esa mampostería le brilla de vez en cuando a algún guijarro una angustia de diamante ahogado, de aforismo pulido en la corriente de las palabras.
Gracias, Antonio. Uno a menudo ve así el género, como cauce de piedra menuda donde hay quienes bateamos el poso por hallarle las pepitas doradas. Un abrazo.
Hermosa entrada. Toda una declaración estética. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Antonio.
ResponderEliminarUno a menudo ve así el género, como cauce de piedra menuda donde hay quienes bateamos el poso por hallarle las pepitas doradas.
Un abrazo.
Y también pasar y pisar sobre esas menudas piedras da placer aunque no encontremos las doradas.
ResponderEliminarUn abrazo