En Lucca
La Madonna de Lucca
Como vuelta a la vida,
la Madonna de los altares
proyectaba su reflejo en el atrio:
se le había convertido el manto en harapo,
la corona, en greñas,
y el niño del regazo
le andaba descarriado por las calles
descuidando carteras.
Qué maravilla de viaje te has pegado (o estás pegando) ¿no?
ResponderEliminarAquí hay libro.
Ya pasó.
ResponderEliminarTú sabes mejor que nadie lo maravillosa, caótica e hipnotizante que puede ser Italia.
Un fuerte abrazo.