El descubrimiento de
la escritora Jhumpa Lahiri me ha ofrecido muchas horas de felicidad lectora.
Después de Tierra desacostumbrada
—una gavilla de narraciones engañosamente simples, magistralmente precisas, y a
las que llegué por un artículo de
Carlos Boyero—, se fue uno enseguida a por Un nombre bueno —la sugestiva novela de un hombre que tarda en
aceptar su propio nombre, en aceptarse a sí mismo, casi cuarenta años—. El
tercer libro de Lahiri al que me he acercado es El intérprete de emociones. Recién comenzado, lo
poso y aturdido aún por la impresión que me ha producido el primero de sus
cuentos, Una medida temporal,
corro a contar aquí el hallazgo, el soberbio retrato de las ruinas de un
amor, unas resumidas mil y una noches de confesiones crudas a la luz de unas
velas, mientras vuelve la luz: "El
aviso les informó de que la medida era temporal: durante cinco días les
cortarían la electricidad por espacio de una hora, apartir de las ocho de la
noche. La última tormenta de nieve había producido unaavería en el suministro y
los empleados de la compañia iban a acometer lareparación a primera hora de la
noche, cuando el clima era algo más clemente.La reparación iba a afectar
solamente a las casas de la tranquila callearbolada, cercana a una hilera de
tiendas con fachadas de ladrillo y una paradade tranvía, en la que Shoba y
Shukumar habían vivido durante tres años ..." En fin, uno de los
mejores relatos que haya leído nunca. Cómo no compartirlo.miércoles, diciembre 12, 2012
La Lahiri
El descubrimiento de
la escritora Jhumpa Lahiri me ha ofrecido muchas horas de felicidad lectora.
Después de Tierra desacostumbrada
—una gavilla de narraciones engañosamente simples, magistralmente precisas, y a
las que llegué por un artículo de
Carlos Boyero—, se fue uno enseguida a por Un nombre bueno —la sugestiva novela de un hombre que tarda en
aceptar su propio nombre, en aceptarse a sí mismo, casi cuarenta años—. El
tercer libro de Lahiri al que me he acercado es El intérprete de emociones. Recién comenzado, lo
poso y aturdido aún por la impresión que me ha producido el primero de sus
cuentos, Una medida temporal,
corro a contar aquí el hallazgo, el soberbio retrato de las ruinas de un
amor, unas resumidas mil y una noches de confesiones crudas a la luz de unas
velas, mientras vuelve la luz: "El
aviso les informó de que la medida era temporal: durante cinco días les
cortarían la electricidad por espacio de una hora, apartir de las ocho de la
noche. La última tormenta de nieve había producido unaavería en el suministro y
los empleados de la compañia iban a acometer lareparación a primera hora de la
noche, cuando el clima era algo más clemente.La reparación iba a afectar
solamente a las casas de la tranquila callearbolada, cercana a una hilera de
tiendas con fachadas de ladrillo y una paradade tranvía, en la que Shoba y
Shukumar habían vivido durante tres años ..." En fin, uno de los
mejores relatos que haya leído nunca. Cómo no compartirlo.
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4 comentarios:
Gracias por el enlace. No he leído a Lahiri, pero siempre he sentido curiosidad. Un abrazo.
¡¡Feliz año, paisano!!
Me gustó "Tierra desacostumbrada" pero´tenía algo que no acababa de convencerme, quizá una cierta inseguridad. Probaré con alguno de los que nombras, espero que sean posteriores y haya ganado (algo) en oficio.
Comparto el entusiasmo por la escritura de Lahiri, leí Tierra desacostumbrada y luego El buen nombre (traducido aquí en Argentina de esa forma), que me deslumbró.
La felicidad que provoca leerla es también extensible a saber que es un placer compartido con otros lectores.
Saludos
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