lunes, noviembre 28, 2011

One day in that time

Las ventanas estaban abiertas.
El aire las batía
como palmas de espectadores
en torno a un ring de boxeo.
Tan atenazante es a veces el abandono
que ni siquiera nos conmueve
el estruendo de una grada.
Sobre el suelo se hicieron
de golpe añicos los vidrios.
Al sexto o séptimo asalto
todo acabó en un fuera de combate.
Cuando el público desalojó el estadio
había sangre en la lona
y ceniza de cigarros por el suelo.
Pero tampoco entonces
se me abrió un resquicio
de lástima en los ojos.

Stephane Furber

lunes, noviembre 21, 2011

21-N

Ayer me fui pronto a dormir. A la luz de los faroles miré el prado que ciñe la casa. La segadora había dejado el jardín casi al ras. No obstante, por debajo del tilo quedaron unos puñados de hierbas confiadas en su suerte, pero a la sombra. Contra el muro, abatida en su periferia, se resistió un borde de vegetación arrinconada. Durante algún tiempo se verá todo como más despejado. Luego, las inclemencias del tiempo tendrán la última palabra.

viernes, noviembre 18, 2011

Caxigalíne(a)s

Qué difícil resulta desmentir las interpretaciones que los demás hacen de nuestros silencios. Nos fuerzan una intimidad imaginaria y nos abocan a cubrir las vergüenzas de quienes pasan por nosotros.

Toda ficción no suele ser más que un collage que remienda retales de memoria. Trastocados en el tiempo y el espacio, aparentan un mundo imaginado.

Hablaba a menudo con diminutivos —como los cocineros de la tele—. Confundía delicadeza con sufijos. Y a uno, cuya infancia fue carne de barrio, esas finuras sin cuento le provocaban, más que arcaditas, soberanas náuseas.

La embriaguez nos vuelve a menudo excesivamente efusivos. La alegría también. La resaca de ambas produce vergüenzas no demasiado distintas.

jueves, noviembre 17, 2011

Graffitis mu(o)rales

Ha tenido Fernando Menéndez la atención de enviarme su nuevo libro. El título de esta entrega es Graffitis. Se trata de una edición privada de ciento cincuenta ejemplares, de los que cien van artesanalmente encuadernados en rústica por el propio autor. Fernando no es sólo un manitas con buen gusto para los papeles, la tipografía o las ilustraciones, es además un creador constante y muy dotado para la punzada expresiva. Combina bien esos latigazos de pensador con el apunte de un escritor de breverías que es, además, un artesano de la impresión. Los graffitis de este libro vienen precedidos de una cita de Juan de Mairena: “Tentar el pulso a la calle, ésa es la tarea”. Y a fe que se hace en lo que sigue: sesenta apostillas mu(o)rales de las que se detalla dónde fueron garabateadas y en qué cuadernos registradas por Fernando Menéndez. Así que todas aparecen siguiendo esta estructura:

F.M., cuadernillo rojo, pág. 14.
Lugar: en el interior de un ascensor.
El político es un fetichista: ama más tu voto que su idea.

F.M., cuadernillo rojo, pág.13.
Lugar: en el portal de un partido político.
Gilipollas, el pueblo es el soberano, no los mercados.

F.M., cuadernillo II, pág. 13.
Lugar: en un panel de anuncios.
Político de buenas intenciones, busca alguien que se las quite.

F.M., cuadernillo rojo, pág. 6.
Lugar: en una silla de la sala de juntas
Aquí, el capital enculó a la política.

Queda claro en los ejemplos seleccionados que este Mairena de Fernando Menéndez se nos ha vuelto no sólo grafitero sino hasta perroflauta. Que divierte y que denuncia. Y que escribe ciñéndose bien a la superficie sobre la que se apoya. Así que no descarten que en un plazo más bien breve la calle haga suyos muchos de estos graffitis. Tienen fuerza y razón.

viernes, noviembre 11, 2011

De Pla

"Yo he tratado de poner adjetivos detrás de los sustantivos y es la única cosa que he hecho en mi vida. Y por esto fumo, para buscar adjetivos. Yo pongo una puerta. Ahora hay que buscar el color de esa puerta... y la forma de esta puerta. Buscar el adjetivo exacto, y si lo encuentro lo pongo. Raras veces se encuentra el adjetivo. Pero si se encuentra el adjetivo, uno se puede ir a comer a casa. Comer una sopa, una tortilla. Y no envidiar nunca nada a nadie."
Josep Pla
Ver el documental: Josep Pla, a 30 años de su muerte
(De entre los Imprescindibles de RTVE)

jueves, noviembre 10, 2011

Campaña

Pugna televisiva entre Rubalcaba y Rajoy. Uno con sus lastres. El otro con sus taras. No hubo fuera de combate. Se decidió a los puntos. Me fui a la cama sin aguardar el recuento. No estaba dispuesto a que tanto juez parcial como anda suelto terminara por quitarme el sueño.

Vi a T. haciendo campaña. Iba embutido en una camiseta del color de su partido y montado en una bicicleta que llevaba atados al manillar algunos globos del mismo color. Afortunadamente no adivirtió mi presencia. Mejor así. Se evitó el bochorno. El mío al menos: bochorno ajeno. Sabido es que el fin no justifica en ningún caso los medios; tampoco, por tanto, los de locomoción.

Nuevo debate. Esta vez a cinco voces. Todos solistas. Ninguna armonía coral. Así nos va. También éste me lo inyecto en vena. La campaña amenaza con dejarme cara de yonqui. Debería cuidarme más y quitarme de semejantes vicios.

Mi mujer vota por correo. Sólo pensar en que podía presidir de nuevo una mesa electoral le provocaba pesadillas. Ayer llegaron las papeletas electorales. Se les ha dado uso. Al dorso, apuntamos  la lista de la compra. El papel es de mala calidad y transparenta el nombre de los candidatos. Es como escribir sobre sus espaldas. Sherpas de ultramarinos.

martes, noviembre 08, 2011

Apuntes

Ahora sabría, demasiado tarde me temo, darle respuesta cierta a la pregunta de qué querría ser de mayor: un rentista con el gusto suficientemente educado como para escribir un diario ameno e inteligente, como para vivir a gusto en una ciudad de provincias, como para envejecer sin más sobresaltos que los propios de un padre razonablemente afortunado y de un hombre descreído y sin embargo empeñado en apurar cualquier dicha, pero en sigilo.

He aprendido a que no merece la pena apostillar las opiniones políticas de quienes, con demasiada fe y escasa intuición, se desahogan creyéndome de los suyos. La sola perspectiva de que ese plural me abarque termina por enmudecerme. El silencio, por tanto, puede ser a veces un esfuezo más social que la palabra.

jueves, noviembre 03, 2011

Caxigalíne(a)s

Amanece mientras camino hacia el trabajo. El sol se levanta sobre mis hombros.

¡Cuánto entusiasta de si mismo: fieles, militantes políticos, hooligans, patriotas…!

Campaña electoral: la competencia desleal le arrebata las calles por unos días a los testigos de Jehová.

Lectura especular. Hay quien siempre busca en lo que lee no la réplica o la duda, sino la confirmación de sus certezas.