jueves, noviembre 10, 2011

Campaña

Pugna televisiva entre Rubalcaba y Rajoy. Uno con sus lastres. El otro con sus taras. No hubo fuera de combate. Se decidió a los puntos. Me fui a la cama sin aguardar el recuento. No estaba dispuesto a que tanto juez parcial como anda suelto terminara por quitarme el sueño.

Vi a T. haciendo campaña. Iba embutido en una camiseta del color de su partido y montado en una bicicleta que llevaba atados al manillar algunos globos del mismo color. Afortunadamente no adivirtió mi presencia. Mejor así. Se evitó el bochorno. El mío al menos: bochorno ajeno. Sabido es que el fin no justifica en ningún caso los medios; tampoco, por tanto, los de locomoción.

Nuevo debate. Esta vez a cinco voces. Todos solistas. Ninguna armonía coral. Así nos va. También éste me lo inyecto en vena. La campaña amenaza con dejarme cara de yonqui. Debería cuidarme más y quitarme de semejantes vicios.

Mi mujer vota por correo. Sólo pensar en que podía presidir de nuevo una mesa electoral le provocaba pesadillas. Ayer llegaron las papeletas electorales. Se les ha dado uso. Al dorso, apuntamos  la lista de la compra. El papel es de mala calidad y transparenta el nombre de los candidatos. Es como escribir sobre sus espaldas. Sherpas de ultramarinos.

No hay comentarios: