lunes, noviembre 21, 2011

21-N

Ayer me fui pronto a dormir. A la luz de los faroles miré el prado que ciñe la casa. La segadora había dejado el jardín casi al ras. No obstante, por debajo del tilo quedaron unos puñados de hierbas confiadas en su suerte, pero a la sombra. Contra el muro, abatida en su periferia, se resistió un borde de vegetación arrinconada. Durante algún tiempo se verá todo como más despejado. Luego, las inclemencias del tiempo tendrán la última palabra.

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