lunes, febrero 25, 2013

Caxigalíne(a)s

 
  • Él creía jugar en una divisón superior, en una liga de mayor rango. No sabía que, en realidad, estaba jugando a otra cosa, a un deporte para tipos, más que solitarios, soberbios, de esos que nunca han sabido compartir en equipo las victorias ni reconocer solos, tampoco, las derrotas.
  • Acaso: atardeder con dudas.
  • Catadura: felación.
  • Por muy antitaurino que se sea, debe reconocerse la abundante aportación a las artes que la tauromaquia nos ha brindado (montera en mano y desafiando los recelos del tendido).
  • Pesca, fotografía, meretricio… Esperando por las orillas a que nuestra paciencia tenga una justa recompensa.
  • En los jitos, como en las tumbas judías, las piedras combaten la niebla: la que nos confunde sobre la tierra, la que nos vela a los muertos.
  • Duelo. No desearás conjugar la primera persona del presente de indicativo del vergo doler, porque muy probablemente, en ese caso, serás el motivo ya sin vida del sustantio homónimo.
  • Asomarse a una solana es confiar en la templanza de los mejores días (los menos). Asomarse a un Solana es contemplar el desgarro de los peores tiempos (los más).

miércoles, febrero 20, 2013

Collige, virgo, rosas...


Nada de radio por la mañana. Cansan las arengas de trinchera. Nada de prisas. Tengo hoy intención de apreciar el privilegio de ir caminando hasta el trabajo por las calles recién despiertas de una ciudad de provincias. De valorar en su justa medida esa posibilidad de cambiar de itinerario cada jornada. Hoy, por ejemplo, me paro en La Merced frente a un escaparate de una tienda de ropa de mujer que está a punto de cerrar. Liquidación. Los vestidos rebajados de precio parecen los de un trapero para menesterosos. Un poco al modo del aire viciado que se respira en estos tiempos de angosturas económicas y trapacerías bancarias y políticas. Más allá me paro en Amarcord, pequeña tienda de comics y cine. Tiene un aire de rincón para iniciados, de refugio para público de festival sundancero. Veo allí expuesta una película titulada La tigresa de Siberia, algo como de serie B, de esos productos tan kistch, tan intencionadamente horrendos, que para algunos llegan incluso a ser divertidos y, lo más curioso, hasta de culto. Cerca, muy cerca, una tienda de bicicletas con poco tiempo de vida a la que llaman Esplendor. Se ubica en un bajo de casa antigua. Más que escaparates, tiene ventanas por las que se ve una acumulación de máquinas como de otro tiempo. Hermoso vintage sobre dos ruedas. Al lado, una galería de arte tan diminuta, la de Adriana Suárez, que podría haber sido uno de aquellos viejos despachos de pan y leche que tanto proliferaron en los años setenta. La calle es estrecha. Se han apagado ya las farolas, pero aún no ha amanecido del todo. Cuesta ver qué lienzos cuelgan dentro. Parecen motivos vegetales. Estampados de trazo grueso y colorista. La exposición lleva por título un endecasílabo rotundo; un endecasílabo que, además, bien podría pasar por una novela negra: Tráeme flores mientras no esté muerto. Tiene algo que ver con aquello de Ausonio, con el collige, virgo, rosas... Por las travesías que desembocan al paseo marítimo, se ve a lo lejos cómo se calienta el tungsteno a la altura del horizonte. El día pinta alegre. Y en la galería que dejamos a nuestras espaldas se abren al sol las flores de sus cuadros. 

lunes, febrero 18, 2013

Paseo

El sábado, después de comer dimos un largo paseo. Estaba el día espléndido. Sólo a medida que caía el sol se iba enfriando la tarde. El laurel y las mimosas andaban floridos, las casas de campo, casi todas vacías. Algunos perros nos salían al paso o ladraban desde el otro lado de las cercas. Los acantilados se diluían a lo lejos acuarelados por la calima. Al llegar a casa, C. puso en un jarrón de cristal un ramo de romero. Se parecía a esos bodegones humildes y suficientes de Ramón Gaya. Lucía hermoso sobre la mesa del comedor. En eso, pensé, se quedó la caminata. En eso y en un sosiego de cansancio provechoso, de paisajes alargados por la luz rasante del final del día, de silencios y de brisa invernal sobre el rostro.

martes, febrero 05, 2013

Palabra (de) Armada

"Las heridas en el árbol no son tan solo fruto de la codicia, sino de un modo de vida" (leer más).
Entrada muy recomendable en la bitácora de Alfonso Armada en FronteraD.