lunes, junio 15, 2015

Remior se avista también desde Sevilla

Juanma Hernández lee y reseña mi Convalecencia en Remior:

"En Remior el poeta nos cuenta que hay otros océanos, y nos habla de la magia de los hijos, de esas vidas que se desgajan como trozos arrancados de nuestra carne a los que miramos marchar, entre los más grandes dolores, entre las más sublimes dichas. No hay ojos más enamorados que los ojos de una madre, que los de un padre…
En la convalecencia de José Carlos no hubo patria más allá del corazón, no hubo mayúsculas ni historia que legitimasen patrias graves, ni escenarios ni aposturas que certificasen patrias respetables. Los versos musitan una patria ínfima e íntima, en la que por caber cabe todo el mar de Asturias, ese Cantábrico decidido y discreto con sus fabulosos vientos, que llegan desde el otro lado del universo para fabricar una espuma conmovedora. Y cabe el amor perseverante, esa dádiva exangüe que aún nos trae la vida, un amor que permanece ahí, apoyado sobre una esperanza gastada. Sí, es el desmayado amor que se sostiene sobre esa última tanda de latidos, que nos deja creer en la resurrección de tantas dulzuras quizá por siempre perdidas, que nos permite sopesar milagros y quimeras como si la noche nunca fuera a caer sobre las cosas…"

Y fotografía además sus alrededores (que él también conoció veranos atrás):


Gracias, amigo.

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