jueves, abril 23, 2009

Anónimos


Miguel Sanfeliu estuvo por aquí cerca presentando su libro. A uno le hubiera gustado, por esas cosas del pudor que nos gana tan a menudo, estar y no estar al tiempo. Ver todo por el ojo de una cerradura. Tocar en parabién el hombro del autor. Guiñarle un ojo cómplice. Llevarse feliz a casa la obra de alguien a quien se aprecia en la distancia. La cierta distancia. Porque por ahí conoció uno a Miguel. A través de su bitácora. Siempre interesante, siempre generosa. Abierta a la literatura, al cine, al paisaje. Escrita, como todo lo que de Miguel uno ha leído, con una sincera transparencia. Sin adiposidades. Anónimos es un libro ilustrado por el propio autor. Lo integran cuatro relatos y una introducción a modo de poética. “Yo escribo porque me gusta escribir, para intentar explicarme el mundo, para robar vida a la muerte, posibilidades al destino.” Se lee de un tirón —no es mala cosa decir esto de un libro—. Y sabe, en su brevedad, a poco. Hay en cada pieza una orientación literaria distinta. Hay en el conjunto un estilo semejante. Austeridad expresiva, tensión narrativa y en todos, salvo en el tercero, cierto cebo de misterio que atrae la atención del lector hasta el desenlace. En el primero, Sólo, se intuye un eco de narraciones del tipo Continuidad de los parques o Las ruinas circulares. Esas construcciones que en perspectiva semejan trampantojos sin principio ni final, circulares, enredadas. En el segundo, Anónimos, que da título al conjunto, se advierte, más bien, una inspiración cinematográfica, incluso un lenguaje sintético, eficaz y que nos arrastra, a buen ritmo, por la historia angustiosa de una amenaza anónima e individualizada que se torna finalmente en todo un clima de terror global. El tercero, El campeón de Arequipa, habla de una de las pasiones del propio escritor, el ajedrez. Aún recuerdo el magnífico post que Miguel escribió con motivo de la muerte Fischer. Tengo para mí que el final del cuento, su conclusión, algo tiene que ver con la propia relación del autor con el juego: “Cuando se convierte para ti en algo más importante que la propia vida, es el momento de dejarlo”. Y el cuarto y más breve, Renacer, es una historia desasosegante muy en la línea de los relatos tributarios de la herencia Poe. Es, en resumen, un libro muy recomendable. Bien escrito. Diverso. El primero, espero, de los que Miguel Sanfeliu nos irá ofreciendo en el futuro. Porque, contrariamente a lo que le sucedía al ajedrecista de su cuento, cuando la literatura significa tanto en una vida, no debería haber momento para abandonarla.

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