Este pequeño pueblo se encuentra a siete kilómetros de Aguilar de Campoo. Tiene sólo tres habitantes. Tres mujeres. La más joven de setenta y tres años. Ayer, al poco de llegar, charlamos un rato con ella. Nos la encontramos cuando paseábamos. Nos dijo que hace tan sólo un par de semanas atrás, la nieve alcanzó casi un metro de altura. Aún quedan restos por las veredas y en los rincones umbríos. Parece duro vivir aquí en el invierno, pero ella no se queja de su suerte. Cuenta, sin perder la sonrisa y con ganas de conversación, que el médico las visita periódicamente, que la pala quitanieves limpia sin demora los caminos, que la primavera está a la vuelta de la esquina.
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