martes, agosto 28, 2007

Todo me distrae

No hay manera. Acabo de tomarme el café de media mañana. He ido hasta La Botica. Sirven un descafeinado de máquina muy aceptable y tienen a menudo unos cuantos periódicos disponibles. Luego me acerqué al muelle. Paseé hasta el rompeolas. Está todavía desperdigada por allí –bien desperdigada, eso sí- la exposición de National Geographic. Y las fotos de Reza Deghati. Espléndidas. Y cada una de ellas cuenta una historia. Un pequeño texto que las vuelve aún más estremecedoras. No me canso de verlas. No me canso de leer lo que narran. Subí por el cerro. Atravesé Cimadevilla. Y no hay manera. Supongo que es preciso ejercitarse. Que es importante la insistencia. Lo intento. Me pongo a la faena. Pero cualquier cosa me despista. Casi llegando ya a la oficina fue una niña de quizás cuatro o cinco años la que llamó mi atención. En medio de una calle solitaria, de una acuarela sucia, en mitad del silencio, sin tráfico alguno sobre el empedrado y cayéndole al mundo entre la angostura de los aleros una luz gastada, de repente se abrió un portal y de él salió corriendo la pequeña. Ligera. Rubita y blanca. Se le movía con gracia la media melena. Giró por la primera esquina. Se me perdió a la vista. Sobre la nada, una nada triste, esa pincelada de color, tenue sí, pero tan vivaz al mismo tiempo, hizo, quién sabe por qué, que me pusiera a pensar que ya nunca más sería un niño. Nunca más. Tan simple que hasta da apuro transcribirlo. Y la puñetera calle volvió a quedarse sola. El barrio entero parecía un sudario y el resto de la vida un trayecto escaso. Ya no me quedaron ganas de intentarlo de nuevo. De ponerme a pensar con la metódica aplicación de quien se procura para si mismo un pequeño discurso ordenado. De quien está empeñado en hilarse por dentro una tela de araña meticulosa y resistente con que atrapar lo que es o lo que debería intentar ser. No hay manera. Todo me distrae.

13 comentarios:

Sir John More dijo...

Tal vez todo es otoño y sólo soñamos la primavera. Entonces, no deberíamos dejar de dar testimonio de nuestras sueños... Señor mío, gracias por su pintura.

FPC dijo...

Bienvenido a la distracción permanente, fuente de vida y de inspiración. Para qué... eso es ya otra historia.
Un fuerte abrazo de otro crónicamente distraido.

Anónimo dijo...

Distraigamos pues nuestras almas errabundas en vanos pensamientos que acunan como el run run del mar.Un saludo.Ya volví...ay!!!! Qué gusto "distraerse" en estos lares.

Daniel Pelegrín dijo...

Qué buen regreso. Gracias por esas imágenes, y por ese ritmo en la frase. Es una gozada leerte. Un abrazo.

Anónimo dijo...

...esto...que digo yo...glup¡¡¡

(nada, que no hay manera, que me acabo de distraer y no recuerdo qué quería escribir)

Sólo recuerdo que pretendía dar las gracias por este blog

Anónimo dijo...

(por cierto, en su día me registré como "pasmada" y vaya si acerté¡¡¡..no recuerdo la contraseña....en fin)

Sebastián Puig dijo...

No me cabe más que decir: excelente. No sé como no te enlazado antes desde mi blog. Un saludo.

Portarosa dijo...

DR, permíteme que te diga que eso no es distracción, o que, si lo es, es una distracción ajena a cualquier matiz negativo. Porque esa niña y los pensamientos que la niña te ha provocado han sido más enriquecedores y han dejado más poso en ti que el Discurso del Método que con tanto método pretendías hilar. Y los recordarás más tiempo y mejor.

Pero bueno, eso tú ya lo sabías.

El texto es precioso. Felicidades.
Un abrazo.

Raquel dijo...

Qué preciosidad!

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Gracias a todos.
Un abrazo grande.

Ismael Rozalén dijo...

Cuando te pones, te pones. Precioso texto. Te has ganado unas carrilleras estofadas.
Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

De aperitivo los mejillones Rosales.
De primero las patatas con langosintos.
Y las carrilleras después.
¿Podremos con todo?
Ojalá algún día...
Un abrazo.

Ismael Rozalén dijo...

No estaría mal. Yo soy de buen comer. Hay que pensar un postre y unos vinos indicados.
Un abrazo.