viernes, mayo 18, 2007

Cabotaje

Ayer por la noche estuve navegando por la red –qué pretenciosa les resultará esta expresión a quienes de verdad navegan en mar abierto-. Lo hice durante un buen rato. De aquí para allá. Dando bandazos. Tantos que si además del piloto –ese nunca se marea-, alguien hubiera estado en cubierta, probablemente habría acabado echando un buen cebo biliar por la borda. Anda uno en esos periplos como de marino tangencial, tocando casi sin querer un montón de puertos, pero sin recalar de verdad en ninguno. Me da a mí que esta práctica es bastante corriente. Que hay por ahí mucho cabotaje. Que por eso los blogs recurren cada vez más al reclamo breve, al texto concentrado, al apunte a vuela pluma. Si la entrada ocupa más de lo que cabe en una pantalla provoca, por lo general, violentos virajes en el rumbo. La noche anterior, sin embargo, había estado leyendo. Sigo con la Historia de amor y oscuridad de Oz. Uno llega a esas y otras páginas como se llega a las playas vírgenes, con voluntad de permanencia, afirmando huella, haciéndose fuerte en la conquista, echando amarras. Son las diferencias entre el mundo entretenido de los grandes almacenes, por los que se anda paseando la vista y matando el tiempo, y de los que se sale, pese a los paquetes, mucho más vacío de lo que entró, y el recogido universo de la literatura, unas cuantas páginas, una bombilla de pocos vatios y las horas por delante. Y a pesar de tan poco, mientras dura la lectura, suele siempre crecerse por dentro. La navegación por las costas de la red, que tiene algo de recorrido por bulevares comerciales, se hace además, en demasiadas ocasiones, a lomos de planeadoras y con el dedo fácil en el gatillo del ratón. Con vértigo de velocidad. Sólo nos rescatan de vez en cuando de ese voraz zigzagueo algunas tabernas de muelle en las que hallamos un vago recuerdo del viejo Port Royal. Algunas bitácoras amigas.

8 comentarios:

Daniel Pelegrín dijo...

Es cierto, es un océano confuso, tanta isla y tan poco mar, aunque aun se encuentran algunos tesoros. Hoy me quedo por aquí: me ponga ron, ron, ron y una botella de ron...

Anónimo dijo...

Es curioso, hoy habla de este tema, Giovanni, autor del blog Tutto é possibile.
Es un escritor interesante y un blog, magnífico.
Totalmente de acuerdo en algunas cosas.
Se tiene la necesidad de escrbir o de soltar amarras dolorosas.
Como escritora soy horrible, así que me mantengo alejada de todo ese bullicio.

Saludos.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Confidencia: era la primera noche que navegaba. Suena bien y mal. Si se tratase del auténtico mar y de una nave que lo surca en lo oscuro y de alguien que se bautiza en el plomo del océano, sonaría bien. Pero hablamos de otra singladura, metafórica y prosaica, de un andar en el rincón de la casa mirando el mundo, sus retazos virtuales, a través de una pantalla de ordenador. Era la primera vez que navegaba en casa y en lo oscuro. Hasta ahora sólo lo hacía en ratos perdidos del trabajo. Y esas, las que conté en la entrada, fueron mis sensaciones. No demasiado buenas. Andaba inquieto. Saltando de un lado a otro. Durante tanto tiempo que cuando me di cuenta, había perdido ese tanto tiempo. Yo creo que tuve esa certeza cuando vi abandonado sobre la mesa del salón el libro que debía haber estado leyendo. Eso pensé: que mejor habría estado leyendo. Bueno, pues eso más o menos intenté contar.

Luna -se te echaba de menos-, me he acercado al blog de Giovanni y he leído unas cuantas entradas. Tiene un aire mediterráno, calmo, acogedor. Creo que repetiré.

Anónimo dijo...

¡oh! Gracias. Un pequeño accidente me ha mantenido sin poder escribir.

Saludos

Daniel Pelegrín dijo...

Gracias por la confidencia. A mí navegar en internet siempre me provoca cierto sentimiento de culpa. Algo me dice que podría estar haciendo otra cosa más fértil. Creo que tengo menos fuerza de voluntad que tú. Salud

Portarosa dijo...

Creo, Diarios, que hasta en el mejor de los casos perdemos parte del tiempo que pasamos aquí. Pero que con un poco de voluntad y buen ojo también se le puede sacar mucho mucho provecho. Creo que hay, en el océano de mediocridad que es internet, verdaderas maravillas; el acceso a tantas cosas es ya en sí mismo algo formidable (pero que precisamente por eso hay que intentar emplear tan bien).

Lo de que mejor habrías estado leyendo es la prueba que todos tenemos alguna vez de que hemos estado mareando la perdiz de enlace en enlace, buscando sin tino; de que hemos estado perdiendo el tiempo, vamos.

Pero, insisto, éste es literalmente un mundo de posibilidades. Y a diferencia de lo que había hasta ahora, en internet la programación la decides tú, tú eres el responsable de lo que sacas de aquí.

Un fuerte abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Supongo que tienes razón, Porto.
Debo tener alma provinciana cuando entro en la red. Me deslumbran tantas cosas que se me hace difícil fijar la atención en una sola. Resultado: mucho ruido y pocas nueces.

Portarosa dijo...

Ah, no, si a mí también me resulta difícil. Yo te hablaba de la teoría...

Un abrazo.