He entendido la poesía como un puñado de ascuas. El rescoldo que queda después de tantas cosas. Y mi afán, por tanto, consiste en soplar sobre ese fuego siempre a punto de extinguirse, volverlo por un instante otra vez llama, poema. El inventario de esas hogueras revividas son los libros (rescoldos apenas, / rutilante poso / de lo que fue una hoguera / mientras la vida ardía / y la memoria aguardaba paciente / para rehacer de nuevo / su inventario de ascuas).
Hoy he recibido noticia del nuevo número de la revista Poesía Digital y en ella se publican dos muy hermosos poemas inéditos de Jordi Doce. En el titulado Doble fondo, se juega también -aunque mejor, me temo, y de otro modo- con la idea de las ascuas (Ya sé que muchos días fueron ascuas / dudosa llama, lengua que se arrastra…). Al hilo de su lectura, he pensado que este tratar de avivar las ascuas, quizás no sea sino la voluntad de no extinguirse nunca del todo.
Hoy he recibido noticia del nuevo número de la revista Poesía Digital y en ella se publican dos muy hermosos poemas inéditos de Jordi Doce. En el titulado Doble fondo, se juega también -aunque mejor, me temo, y de otro modo- con la idea de las ascuas (Ya sé que muchos días fueron ascuas / dudosa llama, lengua que se arrastra…). Al hilo de su lectura, he pensado que este tratar de avivar las ascuas, quizás no sea sino la voluntad de no extinguirse nunca del todo.
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