He sabido de Stephane Furber a través de una prima que vive en Argentina. Me mandó hace un par de meses un librito titulado Daphne. Apenas veinte breves poemas. Está publicado por una pequeña imprenta de allá llamada Mondantordi y en la contraportada del libro se cuenta algo, poco, de su autor y de la edición. Parece ser que Stephane Furber era tejano, que vivó entre 1940 y 1995. Fue cantante country de cierta reputación en su juventud, pero pronto dejó los escenarios debido a su adicción al alcohol. Anduvo prácticamente mendigando durante los años setenta. Por entonces alguien se apiadó de él en un remoto pueblo del Oeste. Se casó con una joven viuda, Daphne, adoptó al pequeño de ésta y se pasó el resto de su vida, sobrio, detrás del mostrador de una ferretería. Al morir, su hijo encontró un librito con poemas. Se publicó en el 2000 en Estados Unidos. Una tal Mariana Lotti lo tradujo en Argentina.
Daphne
Si alguien te recoge medio muerto
a la puerta de su casa en un día de tormenta
cuando ya no tienes más aliento
que el vapor del whisky.
Si alguien tiene el coraje
de acercarse a un manojo de harapos
empapados de orina y lluvia.
Si alguien te arrastra hasta su bañera,
te hace café
y se apiada de tu suerte.
Si alguien te sonríe después de años.
Ten por seguro que serás por fin
capaz de pelearte contra el tigre
que te come las entrañas.
Que amarás por siempre a Daphne.
Daphne
Si alguien te recoge medio muerto
a la puerta de su casa en un día de tormenta
cuando ya no tienes más aliento
que el vapor del whisky.
Si alguien tiene el coraje
de acercarse a un manojo de harapos
empapados de orina y lluvia.
Si alguien te arrastra hasta su bañera,
te hace café
y se apiada de tu suerte.
Si alguien te sonríe después de años.
Ten por seguro que serás por fin
capaz de pelearte contra el tigre
que te come las entrañas.
Que amarás por siempre a Daphne.
4 comentarios:
Repito aquí mi opinión:
Los poemas me han gustado bastante. Y después de leer lo que dices sobre él me deja impresionado. Y no es lo menos impresionante que esos poemas se quedasen guardados, a lo mejor en un cajón de una ferretería en el puto (con perdón) fin del mundo.
Mira que de pronto, me encontré leyendo y pensando al mismo tiempo en alguno que otro Beat.
Excelente fin de semana.
R.
No sé por qué me recordó al "Hombre" de Whitmann (lectura juvenil). Nada que ver, pero ese fue el primer impacto. Un abrazo
Porto: el mundo está lleno de ferreterías en cuyos cajones guardan sus poemas antiguos cantantes de country.
R., supongo que será por ese desencanto que destila Furber.
Alexandrós, nos tiene usted desabastecidos de rutas en su cuaderno. Quizás sean las obras de carpintería.
Un abrazo a los tres.
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