miércoles, febrero 14, 2007

Literatoulet

A Miguel Sanfeliú

Hace unos días, como hago siempre que puedo a media mañana, volvía de tomarme un café en el Gregorio. Tomé el paseo marítimo y luego emboqué por la Plaza de San Agustín. Pasé al lado de la librería Alborá. Iba echándole una ojeada de soslayo al escaparate cuando vi en sitio preferente un viejo libro que publiqué hace quince años. Ni que decir tiene que me detuve de inmediato. Pensé por un momento que la publicación volvía del pasado al modo en cómo lo hacen las viejas estatuas griegas: "de aquellos dioses esculpidos antaño / que algunas veces emergen invictos / de entre maleza, olvidos y ruinas". Sólo después de andar babeando feliz un rato, caí en la cuenta de que un cartel anunciaba “Liquidación de existencias”.

11 comentarios:

Portarosa dijo...

¿Ya sabes lo del sabio que iba comiendo hierbajos quejándose de su suerte, y al mirar atrás vio a otro que recogía los que él desechaba?

Pues eso.

Un abrazo.

Antonia Romero dijo...

Me has hecho estremecer. Yo sé por qué me lo digo...

Anónimo dijo...

...pero como en el caso del celebérrimo dinosaurio, su libro todavía estaba allí.
Un saludo

Anónimo dijo...

Creo que se sobrevalora la publicación y se infravalora la distribución. Un mensaje solo llega a donde se pretende si se expresa bien, si utiliza el canal adecuado y si consigue expandirse certeramente. Ponemos tanta ilusión en aquello que por fin logramos ver publicado, que resulta descorazonador que no sea acogido según nuestras expectativas.
El dinosaurio estaba allí, pero en formol.
Un abrazo a los tres y muchas gracias a Antonia y Juan Domingo por sus visitas (yo también me paso cuando puedo por vuestras bitácoras).
Porto, cuando llegué a casa, mi mujer me recitó lo del sabio herbívoro de cabo a rabo -y con rima, que la tiene según parece-.

Portarosa dijo...

En realidad, estoy seguro de que puede ser hasta descorazonador ver algo tuyo, en lo que has puesto tanto interés e ilusión, casi casi arrumbado en una esquina. Lo comprendo.
Ocurre, sin embargo, que los que no somos capaces ni de imaginarnos haber escrito un libro pensamos en verlo en un escaparate y...

Un abrazo.

Portarosa dijo...

(Parezco tonto, ahora veo que te he contestado usando prácticamente tus mismas palabras, y convencido de que decía algo nuevo; debo leer mejor.)

Anónimo dijo...

Sursum corda, Portorosa. A mí, que de entre todas las ironías prefiero aquella que procura nuestro propio consuelo sin herir el entusiasmo ajeno, me ha resultado divertido escribir la entrada Literatoulet. Con las ascuas de lo que fue un pequeño fuego, se puede enceder una sonrisa.

Anónimo dijo...

Un emblema de la vida misma, con su imagen poderosa y su recado moral escrito bien a la vista: "Liquidación de existencias". Si es así para todo y para todos, ¿por qué iba a ser distinto para con nuestros libros? Sin tragedias: hay que tomárselo con la cordialidad irónica con la que se lo toma DDR.

Rain (v.m.t.) dijo...

Que en el fondo de la ironía, hay cierta tristeza trasvestida, nos alivia y emerge la sonrisa. Así que es como saltar en la rayuela, aún cuando no haya luna, y se haya ido lejos el gato que uno queria...

Miguel Sanfeliu dijo...

Gracias por la dedicatoria. Tienes razón en quejarte de la distribución, es el gran problema. También lo mencioné en cierta ocasión. La fugacidad. La rapidez con la que pasan los libros por la sección de novedades para luego perderse definitivamente. Supongo que el destino de toda primera edición es el saldo o ser descatalogado. La vida es así y nosotros hemos de seguir adelante. El currículum se enriquece y, en un futuro, se podrá recuperar esa obra ahora maltratada. Por cierto, ¿puedo saber el título del libro?
Todos los grandes nombres han sido saldados alguna vez.
Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

He andado liado hasta hoy. No he podido atender el correo. Así que pido disculpas por el retraso, pero agradezco sinceramente vuestras visitas Rain y Bustrófedon.
Miguel, te dediqué esta entrada porque surgió al hilo de una de tus reflexiones en Cierta distancia. Sabes que, siempre que puedo, te sigo fielmente. Efectivamente, todos los grandes libros son saldados alguna vez. En mi caso, mi libro se salda pero no es grande. Te enviaré por e-mail el título y, si quieres, incluso el libro.
Un abrazo.