miércoles, octubre 03, 2007

Le petit carnaval

Imaginemos que a una niña se la viste de clarisa por una promesa de sus piadosos padres. Y que a la niña –tan sólo ocho años-, le agrada esa forma bizarra de singularizarse, de convertirse en novedad respecto a todos sus compañeros de clase. Y ahora, permítaseme la pregunta, ¿toleraría la autoridad educativa competente ese petit carnaval? Otra más, ¿serían los tolerantes de turno, tolerantes también con el hábito de la pequeña?

13 comentarios:

Paolo dijo...

Lo más escandaloso es el "a ella le gusta", sí.

Lula Fortune dijo...

Enseñanza PÚBLICA y LAICA. Con esto creo que está todo dicho, aunque algunos se empeñen en marear la perdiz. Besos paganos.

Anónimo dijo...

¿Me das permiso para enlazar esto por ahí? me parece brillante, tan obvio y necesario como plantear la posibilidad de que alguien quemase una senyera en Gerona, y sin embargo esta se nos ha ocurrido a todos y la tuya a ninguno.

M. dijo...

Bravo, Diarios.

Coincido plena, profundamente.

Saludos.

Nuca dijo...

Cuestión apasionante la que plantea. El problema no reside en lo estrafalario de la vestimenta de unos u otros o en el gusto que cada uno tenga para utilizar la ropa como un medio de expresión de su personalidad o de su posicionamiento político (me viene a la idea una camiseta con el logo NUNCA MAIS que por estos lares tuvo ran éxito). Ante eso nada que decir.

Por el contrario, cuando el vestir se usa para el preselitismo religioso también a mí, lo confieso, se me ponen los pelos como escarpias.

Sin embargo, no acierto a formular de modo racional la diferencia entre unos y otros para poder explicar tal adversión a los segundos

Portarosa dijo...

Si la niña perteneciese a una comunidad de, digamos, millones de personas que llevasen varios siglos vistiéndose de clarisas, probablemente la autoridad educativa competente lo toleraría, ya lo creo que sí.

La comparación es falaz, DR, creo yo. Estás comparando un capricho personal con un hecho cultural-religioso completamente arraigado entre cientos de millones de personas.

Creo que el tema es espinoso y no se puede despachar de un plumazo. Por supuesto que a mí me parece una machada que esa niña lleve velo, pero eso no me hace ver bien que nosotros, que hasta hace nada teníamos colegios femeninos y colegios masculinos, que hacíamos ir a las niñas con medias hasta en agosto (ya, ya sé que no hay clases; es una exageración), y teníamos un crucifijo en cada aula, les digamos a todos ellos: "ya que están todos ustedes equivocados, y eso es evidente que es una gilipollez, no pueden hacerlo más".
No estamos hablando de que la niña organice una ablación de clítoris y reparta invitaciones entre sus amigas. Estamos hablando de algo mucho más tolerable.

Sé que es lento y que no garantiza el éxito, pero creo que ante este problema hay que insistir mucho más en convencer, en educar, que en prohibir.

Por otra parte, esa niña quiere eso como los nuestros quieren hacer la Primera Comunión, supongo: no tienen ni idea de lo que es pero lo hacen todos sus amigos.

En cualquier caso, me parece mil veces más importante la escolarización de esa niña (que eso sí conseguirá que deje el velo, muy probablemente; y lo conseguirá bien, convenciendo) que el que vaya o no con velo. Y estoy de acuerdo, por tanto, con la decisión tomada.

Los padres probablemente serán impermeables a cualquier razonamiento, en este tema. ¿Qué se hace, según vosotros? ¿Se les quita la custodia? ¿Por musulmanes ignorantes? Porque no van a consentir otra cosa, porque ellos no van a cambiar de parecer ni a la niña se le puede arrancar el velo al entrar al aula.

Las autoridades competentes toleraron durante décadas (y sigue tolerándolo) que se separasen a niños y niñas, o que se rezase en clase, o se pusiesen ceniza en la frente un día al año, en la misma aula.
Y ahora que somos "mayores" y europeos, ba-jo-nin-gún-con-cep-to vamos a consentir que alguien tenga un comportamiento en público condicionado por sus creencias.

Algo hay que hacer, claro que sí. Pero no son clarisas, DR, no es un disfraz. No seamos tan prepotentes.

¿Relativismo? ¿Nos doblegamos ante una cultura más atrasada? No sé. Puede. Desde luego lo que tampoco podemos hacer es darle un guantazo a esa cultura, ahora que nos encontramos, y llamarla gilipollas.

No es una niña. Son millones. Y varios cientos de miles van a venir. ¿Alguien se cree de verdad que la actitud adecuada ante la parte de sus costumbres que aquí no aceptamos es tolerancia cero?
Pues perdonadme, pero a mí eso sí que me parece ser iluso y poco realista.

Dadles trabajo. Que vivan bien y se eduquen (que se eduquen, coño, no que les echemos del colegio). Veréis qué pronto se olvidan del velo y de no comer jamón. Y habrá un caso de cada mil. Y ni que decir tiene que ese caso tendrá que ir a clase; antes que los demás, si me apuráis.

(Por si alguien todavía lo duda, en cualquier caso no sé cuál es la solución)

Portarosa dijo...

Ah, y un abrazo, DR. Y buenos días.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Sobre lo que dices, Paolo:

"Así nos luce el velo", de Quim Monzó a La Vanguardia

¿"La decisión de la niña"? Creer que una niña de ocho años decide por sí misma si quiere llevar o no un velo islámico es mucho creer. Es no saber que a esa edad temprana los hijos son lo que respiran en casa, que las ideas de los padres se propagan acríticamente a través de ellos. Quizá se rebelen - o quizá no- cuando sean mayores, pero suponer que sus decisiones son fruto de un racionamiento libre e imparcial evidencia que el delegado de Educació conoce poco lo que es un niño.

Si un alumno no puede entrar en clase con salacot o con montera de torero, ¿por qué va a poder entrar con la cabeza cubierta por un velo? Muchos ciudadanos mantienen una actitud pazguata ante este asunto, una actitud que es fruto de un paternalismo de matices racistas, aunque se indignen si se lo dices. También aquí, entre nosotros, durante siglos las mujeres vestían de negro hasta los pies y llevaban la cabeza cubierta con un pañuelo. Fue precisamente el camino hacia la igualdad lo que hizo que sus hijas y sus nietas se desprendiesen de él. Por cierto: qué pena daban las universitarias que, hace unos años, en las manifestaciones contra la guerra de Iraq, se cubrían la cabeza con pañuelos islámicos, en un gesto de solidaridad que evidenciaba su incoherencia y su papanatismo.

Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Lula, y de calidad.
Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Ignacio, tuyo es. No tiene copyright.
Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Me alegra la coincidencia, Manuel.
Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Si entiendo bien, Occam, unos han pasado hace siglos el Rubicón (no todos, la mayoría). Los otros andan en la guerra religiosa, que, efectivamente, pone los pelos como escarpias.
Un abrazo.

amart dijo...

Si yo trabajara en Siria ¿obligarían a mi hija de ocho años a ponerse el velo en clase? Me temo que sí.
Pero aquí somos todo dulzura, tolerancia y teresadecalcutismo (con todos los respetos a la memoria de la madre Teresa.
Un abrazo, DR.