Todo último día es memoria.
Se abarca con los ojos
y se recorre a solas y en silencio,
por más que a nuestra espalda
alguien nos fije al paisaje,
ya sin rostro
y en el empeño indócil
de no abandonar
la dicha ni la vida.
Se abarca con los ojos
y se recorre a solas y en silencio,
por más que a nuestra espalda
alguien nos fije al paisaje,
ya sin rostro
y en el empeño indócil
de no abandonar
la dicha ni la vida.
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