No es pereza. Ni desánimo. Son pocas ganas. Y un freno de incertidumbre. La que nos transmite este tiempo que vivimos. En la que nos sume lo que se escribe y queda arrumbado en la poca agua, como esos barcos fotografiados en contrapicado que esperan su desguace. Sé que siguen pasando los que han tomado por costumbre desviarse a menudo hasta la antojana de esta casa y me temo que la presienten ceñida pronto de hierbajos. Creen incluso ver a veces a su dueño tras las cortinas. Vuelto de pronto un salinger huraño y fotofóbico. Quizás piensen también que se ha echado el cierre al colmado sin bajar siquiera la persiana, en una fuga callada que buscase ponerle tierra de por medio a la marea de esa ruina pertinaz que todo parece asolarlo en los últimos tiempos. Nada es así del todo, siéndolo de algún modo en parte. Porque las pocas ganas no cuidan bien ni de uno ni de lo que le rodea. Las pocas ganas apagan luces y echan contraventanas. Aunque no tienen por qué rendirnos. Aunque deben combatirse sin desmayo. Mucho más si, como de éstas, sabe uno su motivo: qué decir que no resulte vano; qué decir que pueda pisarse en firme; qué decir que pueda resultarle un guante a alguien. Cuando todo parece propicio a la soflama, con más pudor deben elegirse las palabras. Entretanto, más que salir hacia fuera, dejo que vayan poco a poco entrando algunas esquirlas de luz dentro. En la pretensión de que, como decía Ramón Gaya de su pintura, se alcance un temple “sin alharaca alguna, sin gritos, sin protestas, sin iras, sin nada de eso, porque la pincelada verdadera y profundamente expresiva es callada”.
martes, febrero 28, 2012
lunes, febrero 06, 2012
En la muerte de Wislawa Szymborska
Morir, eso no se le hace a un gato. Porque así hemos quedado, como un gato en un piso vacío. Porque aquí había alguien que estaba y de repente se ha ido e insistentemente no está. Y como animales curiosos revolvemos sus papeles. Y en la noche de Cracovia, en medio de las sombras de una habitación donde las lámparas ya no se encienden, dilatamos las pupilas en una lectura insomne. Agradecida.
Condolientes:
Szymborska, una despedida, en el blog de Antonio Muñoz Molina: "Con Mozart, con Paul Klee, con Lester Young, compartía la capacidad de ser ligera y honda al mismo tiempo."
Despedida de todos los paisajes, por Abel Murcia (uno de sus traductores) en ABC: "Hoy hará un poco más de frío en Cracovia. Y a todos nosotros nos quedará recordar desde lejos. O desde algo más cerca, si nos adentramos en sus versos para que nos siga ayudando a entender el mundo."
Ligeramente grave, de Fernando Savater, en EL PAÍS: "Su poesía es reflexiva sin engolamiento ni altisonancia, de forma ligera y fondo grave, directa al sentimiento pero sin chantaje emocional. Breve y precisa, escapa a ese adjetivo alarmante que tanto satisface a los partidarios de que importe el tamaño: torrencial. Sobre todo nos hace a menudo sonreír, sin incurrir en caricaturas ni ceder a la simpleza satírica."
Retrato de mujer, Javier Rodríguez Marcos, en su blog de EL PAÍS: "´Esta primavera los pájaros han vuelto a regresar demasiado temprano. / Alégrate, razón, también el instinto se equivoca`. Esos fueron tal vez los primeros versos de Szymborska que pudieron leerse en un periódico español. Fue en 1996. Le habían dado el premio Nobel."
Do Widzenia, Wislawa, de Martín López Vega, en su blog de EL CULTURAL: "Inteligencia, humor, ternura: la receta de la sabiduría de una felicidad consciente de que en ocasiones puede estar hecha apenas de dolor atenuado."
Adiós a Wislawa Szymborska: un diálogo con Félix Romeo, en el blog de Antón Castro: "Creo que cada poema lo escriben dos personas. Hay una persona que es la que siente las cosas, la que las experimenta, la que piensa. Y otra persona, que está detrás de mí y dice: "¿No estarás exagerando?, ¿qué va a entender el lector de lo que estás escribiendo? y, además, ¿para qué le sirve?" Ese yo irónico está siempre, pero si desaparece escribiré muy malos poemas... ¡Y si desaparezco yo, también serán malos! (Risas)"
La muerte, sin exagerar, de Eduardo Jordá, en El Diario de Mallorca: "En uno de sus últimos poemas, Szymborska decía que debíamos sentirnos afortunados por vivir en este mundo, ´un rincón modesto,/ en el que las estrellas dan las buenas noches/ y hacia el que parpadean/ sin ningún significado`. Puede que en el parpadeo de las estrellas no haya ningún significado. Pero leyendo a Wislawa Szymborska, uno podía estar seguro de que en ese parpadeo sin sentido iba a encontrar un instante de felicidad."
Pequeña antología de Wislawa Szymborska, en A media voz.
Collage de Wislawa Szymborska |
Un gato en un piso vacío
Morir, eso no se le hace a un gato. / Porque qué puede hacer un gato / en un piso vacío. / Trepar por las paredes./ Restregarse entre los muebles. / Parece que nada ha cambiado / y, sin embargo, ha cambiado./ Que nada se ha movido, / pero está descolocado. / Y por la noche la lámpara ya no se enciende. / Se oyen pasos en la escalera, / pero no son ésos. / La mano que pone el pescado en el plato / tampoco es aquella que lo ponía. / Hay algo aquí que no empieza / a la hora de siempre. / Hay algo que no ocurre / como debería. / Aquí había alguien que estaba y estaba, / que de repente se fue / e insistentemente no está. / Se ha buscado en todos los armarios. / Se ha recorrido la estantería. / Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado. / Incluso se ha roto la prohibición / y se han desparramado los papeles. / Qué más se puede hacer. / Dormir y esperar. / Ya verá cuando regrese, / ya verá cuando aparezca. / Se va a enterar / de que eso no se le puede hacer a un gato. / Irá hacia él / como si no quisiera, / despacito, / con las patas muy ofendidas. / Y nada de saltos ni maullidos al principio.
de Wislawa Szymborska
jueves, febrero 02, 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)