
He ido dosificando la distribución no
venal de mis Vísperas de nada. Amigos, allegados, algún crítico regional, media
docena de escritores… Con ese mismo goteo que emprendieron los ejemplares de la
novela su viaje hacia el lector, se ha ido recibiendo, intermitentemente, la confirmación
de su lectura. Ante todos los correos, mensajes y reseñas, y no es, créanme,
falsa cortesía, ante todos sin excepción me he sentido profundamente
agradecido. Mucho más cuando las reacciones a la historia contada y al tono en
cómo se ha contado, han sido todas muy generosas. Algunas además, y debo referirme singularmente
a las de María Victoria Carpena, Mar Braña y Francisco García Pérez, se han manifestado a través de trabajados y sustanciosos comentarios
críticos que han enriquecido la novela con sus interpretaciones. Se ha dejado aquí enlace de esas reseñas, y se añade ahora una más, la de Anabella Rodríguez, quien desde presupuestos psicoanalíticos, los de su profesión, ha elaborado un extenso y enjundioso comentario de mi pequeña novela. Dejo a continuación el vínculo desde el que se puede acceder a él.