Ha tenido Fernando Menéndez la atención de enviarme su nuevo libro. El título de esta entrega es Graffitis. Se trata de una edición privada de ciento cincuenta ejemplares, de los que cien van artesanalmente encuadernados en rústica por el propio autor. Fernando no es sólo un manitas con buen gusto para los papeles, la tipografía o las ilustraciones, es además un creador constante y muy dotado para la punzada expresiva. Combina bien esos latigazos de pensador con el apunte de un escritor de breverías que es, además, un artesano de la impresión. Los graffitis de este libro vienen precedidos de una cita de Juan de Mairena: “Tentar el pulso a la calle, ésa es la tarea”. Y a fe que se hace en lo que sigue: sesenta apostillas mu(o)rales de las que se detalla dónde fueron garabateadas y en qué cuadernos registradas por Fernando Menéndez. Así que todas aparecen siguiendo esta estructura:
F.M., cuadernillo rojo, pág. 14.
Lugar: en el interior de un ascensor.
El político es un fetichista: ama más tu voto que su idea.
F.M., cuadernillo rojo, pág.13.
Lugar: en el portal de un partido político.
Gilipollas, el pueblo es el soberano, no los mercados.
F.M., cuadernillo II, pág. 13.
Lugar: en un panel de anuncios.
Político de buenas intenciones, busca alguien que se las quite.
F.M., cuadernillo rojo, pág. 6.
Lugar: en una silla de la sala de juntas
Aquí, el capital enculó a la política.
Queda claro en los ejemplos seleccionados que este Mairena de Fernando Menéndez se nos ha vuelto no sólo grafitero sino hasta perroflauta. Que divierte y que denuncia. Y que escribe ciñéndose bien a la superficie sobre la que se apoya. Así que no descarten que en un plazo más bien breve la calle haga suyos muchos de estos graffitis. Tienen fuerza y razón.