Y bien que lo pasamos en Rock in Viño. ¡Quién nos iba a decir que a nuestros años andaríamos de groupies por los festivales rockeros! Y llegando al hotel o a casa rendidos de sueño y de música. Un poco al modo de aquel padre aludido en el poema Cástor y Pólux, de Víctor Botas:
Y tú
enfebrecido, muerto
de sueño, con dolores
de espalda, demacrado,
terminas
-¡oh eterno masoquista!-
tan jodido
y feliz
como furcia de hotel en noche de congreso.
2 comentarios:
Así es la vida, afortunadamente.
Un abrazo
Me llevas unos años de ventaja (de experiencia). Beso.
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