El infinito en un junto, de Irene Vallejo, me acompañó en los primeros días de confinamiento. La historia del libro, de la cultura que nos ha forjado. Contada con apabullante conocimiento y el pulso sostenido de una narración cautivante. Y de pronto, encontrarse con esta generosa reseña de su autora, a la que tanto admiro, en twitter.
Gracias, Irene.
“Por detrás del maizal,/ los muros blancos de la casa próxima. /
Y a medida que se enfría/ la luz final del cielo,/ el bullicio en el aire/ de un cónclave de pájaros/
que me aturden con su alegría./ Así vi desde una ventana el mundo”.
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