domingo, junio 24, 2007

Los buenos libros hablan por nosotros y lo hacen con una precisión y una belleza que si las damos por inalcanzables nos vuelven para siempre lectores ávidos, pero que cuando se nos antojan envidiables nos convierten en tentativas de escritor.

3 comentarios:

Daniel Pelegrín dijo...

Exacto, es así, no se me ocurre una manera más precisa de expresarlo. Un abrazo

Joaquín dijo...

El lector se lleva la mejor parte. Escribir es otra cosa, aunque también es un ejercicio de ingenio. Digamos que los lectores ganan a los escritores por 100 a 1.

Saludos

FPC dijo...

Así es, desde luego. Aunque siempre queda la inquietud de saber cuáles son esos libros que transforman a los demás. ¿Piensas en alguno en concreto? ¿Coincidirán con los míos, los de otros?

Un abrazo.