lunes, julio 30, 2007

Amanece en Chafé

En ningún lugar de la casa se reciben con mayor alborozo las primeras luces de la mañana que en los aleros del tejado. Es como si el claror embriagara el despertar de los gorriones y les cegara de tal modo el juicio que de repente se creyeran gallos. Se lo toman tan en serio que consiguen con un canto atolondrado despertarnos a diario muy temprano. Amanece Chafé en la alegría si viene el sol franco y los pájaros lo celebran. No pesa abandonar el sueño así, prendiéndolo de los nidos donde bulle de nuevo la vida, tan cerca de nuestras ventanas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué mejor despertador que ese Rayuela.

Cuando era pequeña viví cerca de un bosque, repleto de avecillas, y árboles de eucalipto.
A eso de las 5:00 A.M. comenzaban las epifanías... cada una con su particular timbre y tesitura.
Con el tiempo uno aprende a distinguirlas, algunas más atolondradas que otras, y cuando ... por alguna razón merman, queda un silencio igual que el vacío que se siente; entonces se recurre a la alarma y la ventana se olvida un poco, hasta que sólo funge como filtro de luz.

Qué lindo es el cuarto cuya ventana nos sigue anunciando algo, a pesar, y todavía... aún en silencio.

( Y qué linda tu entrada, por supuesto)

Cariños

(R)

Raquel dijo...

Precioso, tanto las palabras como las imágenes que evocan

saludos