He visto hace sólo unos días la película Hollywoodland, una hermosa historia dirigida por Allen Coulter –realizador también de la serie televisiva Los Soprano-. Recrea la vida de dos pobres diablos, la de George Reeves, el actor que interpretó a Superman en la primera serie televisiva del personaje, y la de un detective desencantado y siempre a punto de irse por cualquier cuneta de la vida, un Adrien Brody que borda su papel.
Se cuenta en ella lo que se dió por un suicidio, el del ya aludido George Reeves, quien fue hallado muerto en su dormitorio una noche de junio de 1959. Ese es el punto de partida de la intriga de Hollywoodland y también de la leyenda sobre la "maldición de Superman" (cuyo último episodio ha sido lo sucedido con otro Reeves, con Christopher). El detective Louis Simo, al que da vida Brody, investiga el caso. A Ben Affleck, por su parte, le sienta como un guante el papel de George Reeves, un mal actor guapo, simpático y ambicioso.
Quizás la originalidad de la narración radique en que el detective Simo, al ir descubriendo que Reeves es un tipo al que, como a él mismo, lo ha maltratado la vida, decide investigar la verdad sobre su muerte, más que empleando los métodos deductivos propios de cualquier thriller, por mera empatía con el muerto. Y nunca es mala cosa ponerse en la piel del otro, aunque esté ya fría.
Se cuenta en ella lo que se dió por un suicidio, el del ya aludido George Reeves, quien fue hallado muerto en su dormitorio una noche de junio de 1959. Ese es el punto de partida de la intriga de Hollywoodland y también de la leyenda sobre la "maldición de Superman" (cuyo último episodio ha sido lo sucedido con otro Reeves, con Christopher). El detective Louis Simo, al que da vida Brody, investiga el caso. A Ben Affleck, por su parte, le sienta como un guante el papel de George Reeves, un mal actor guapo, simpático y ambicioso.
Quizás la originalidad de la narración radique en que el detective Simo, al ir descubriendo que Reeves es un tipo al que, como a él mismo, lo ha maltratado la vida, decide investigar la verdad sobre su muerte, más que empleando los métodos deductivos propios de cualquier thriller, por mera empatía con el muerto. Y nunca es mala cosa ponerse en la piel del otro, aunque esté ya fría.
2 comentarios:
A punto estuvimos el otro día de alquilarla. Lo haremos la próxima vez, visto tu comentario. Un saludo.
Espero que también os guste.
Un abrazo, Sebas.
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