Ayer la prensa recogía una noticia sobre Arthur Miller, un autor teatral del que siempre se ha apreciado su intenso activismo político y social, su combate contra la deshumanización de la vida estadounidense; su activa oposición a la caza de brujas de McCarthy; su valiente denuncia de la intervención de Estados Unidos en Corea y Vietnam.
Pues bien, Miller tuvo un hijo con síndrome de Down en 1966, fruto de su matrimonio con la fotógrafa Inge Morath, a la que conoció durante el rodaje de Vidas rebeldes, cuando aún estaba casado con Marilyn Monroe. Morath tuvo primero una hija, Rebecca Miller, hoy una reconocida cineasta, y luego llegó Daniel, quien cuatro días después de nacer sería depositado en un orfanato y eliminado por completo de la vida pública y privada del escritor. Daniel ha llegado a participar en los Juegos Paralímpicos compitiendo como esquiador y ciclista. Ha crecido solo en diferentes instituciones de acogida y no conoció a su padre hasta 1995, cuando durante un acto público en el que el escritor iba a hablar en defensa de un discapacitado mental acusado de asesinato, Daniel subió al escenario y lo abrazó.
Pues bien, Miller tuvo un hijo con síndrome de Down en 1966, fruto de su matrimonio con la fotógrafa Inge Morath, a la que conoció durante el rodaje de Vidas rebeldes, cuando aún estaba casado con Marilyn Monroe. Morath tuvo primero una hija, Rebecca Miller, hoy una reconocida cineasta, y luego llegó Daniel, quien cuatro días después de nacer sería depositado en un orfanato y eliminado por completo de la vida pública y privada del escritor. Daniel ha llegado a participar en los Juegos Paralímpicos compitiendo como esquiador y ciclista. Ha crecido solo en diferentes instituciones de acogida y no conoció a su padre hasta 1995, cuando durante un acto público en el que el escritor iba a hablar en defensa de un discapacitado mental acusado de asesinato, Daniel subió al escenario y lo abrazó.
Hay quienes se toman al pie de la letra aquella máxima baudelairiana de procurar ser sublimes sin interrupción. Se ven tan artistas que si algo o alguien de su alrededor no les reconoce como tal, lo desprecian o lo ignoran. Que la simiente de un semidios germine en un ser menor es como si un maldito torpedo del destino les explotara justo en la línea de flotación. Y se van al fondo arrastrándolo todo. Hasta la dignidad.
14 comentarios:
la mayoría de los denominados genios, tienen una vida personal bastante oscura y demoledora...creo.
Saludos
Dioses con pies de barro...qué triste ser siempre sublime.Por cierto la hija de Miller creo que está casada con Daniel D. Lewis (otro Daniel)que interpretó hace años a un discapacitado (físico) en Mi pie izquierdo. No sé por qué se me vino eso a la cabeza. Un beso errático y divagador :)
Qué tal, Luna. Ya sé que andas reintegrada a la rutina laboral. Y me alegro de que entre los propósitos para el curso entrante sigan incluyéndose estas visitas.
Un abrazo.
Efectivamente, Lula. Miller era suegro de Daniel D. Lewis y fue precisamente quien, en los últimos años del dramaturgo norteamericano, consiguió que éste tuviera el detalle de incorporar en su testamento al hijo repudiado.
Un abrazo.
Magnífica reflexión, que no deberíamos olvidar nunca. Un abrazo.
Qué extraña desazón cuando descubrimos el cartón piedra....
(pasmada..y cada día más)
Un abrazo
Y a uno se le hace imposible pensar en qué puede ser más importante que echarle cariño a un hijo pequeño. Pero hay quien encuentra alternativas.
Un abrazo a ambos.
..No tuvo duda al elegir, prefirió a la rubia explosiva, tan mimosona ella.
* gracias DR, leerte es un placer antes de entrar en la rutina laboral.
Saludos
Una historia muy impactante. También leí la noticia y me dejó muy pensativo. De repente, la imagen que tenía de Arthur Miller se me vino al suelo y se hizo añicos.
Un abrazo.
Querido Miguel, bienvenido de tus vacaciones. Espero que tu estancia asturiana te haya sido agradable.
Cuántas veces se descubren cosas similares a las de Miller. Tenemos todos pies de barro. No merece la pena hacer estatuas.
Un abrazo.
Desconocía la noticia. Lo que no sé es cómo no se le cayó la dignidad al suelo en el momento del abrazo. A lo mejor es que ya no le quedaba nada. Yo tengo una hermana, dos años mayor que yo, con una discapacidad psico-física superior al 80%. Sigue, gracias a Dios, con mis padres. El precio es muy alto: emplear todo el amor del mundo y renunciar a la vida. Pero eso es hacer lo que las personas de bien tienen que hacer.
Tiene mucho mérito lo que cuentas. No soy partidario de juzgar a la ligera comportamientos como los de Miller, pero lo cierto es que la lectura de la noticia, y sobre todo el abrazo del hijo repudiado a su padre, me dejaron ciertamente impactado.
Un abrazo para tí y mi reconocimiento para tus padres.
Hay muchas miserias, debajo de muchas alfombras bonitas.
Un abrazo.
Convendrás conmigo, Porto, en que las que se refieren a lo hijos tienen una especial gravedad (y, además, se nos antojan inexplicables).
Un abrazo.
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