La geografía acogedora de un país sin ambiciones.
Las calles rudimentarias de una ciudad de provincias.
El portal siempre abierto de un edificio sobrio.
La casa tibia de un hombre sin rencores.
El corazón silencioso del que no tiene prisa.
La palabra que se escucha sin esfuerzo.
La compañía que a menudo tanto se desea.
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