Un poco
como el módulo Philae, que ha aterrizado, para nuestro asombro, en la
superficie de un cometa, Andrés Trapiello, comprometido en los últimos tiempos activamente con la Constitución, aterriza, para su pasmo y a la vez para ejercicio, como
siempre, admirable de su pluma, en una plaza pública con un manifiesto en la
mano. Philae y Trapiello comparten vacíos. El primero el existencial vacío del
espacio y el segundo el más doloroso vacío del abandono. Pero ante la proclama
cacereña, uno llega a la misma conclusión que un afortunadamente restablecido Reverte expresa en su
columna de hoy: “Para que haya un mártir se necesita un verdugo”. Por lo que no
creo descabellado plantear entonces un par de preguntas ingenuas:
a) ¿Las soluciones del
manifiesto leído por Trapiello no hubiesen sido “miel sobre hojuelas” para los
referumdistas, toda vez que una intervención sin miramientos del Estado los
hubiese apiñado, e incluso engrosado, m(M)ás?
b) Si la respuesta a la pregunta anterior —siguiendo el modelo de
cuestionario doble planteado por las papeletas de la Consulta— es claramente
afirmativa, ¿no es menos cierto que si nos echamos al pecho el escudo
constitucional se nos quedan, como a los troyanos, las vergüenzas al descubierto?
Son —mea culpa— preguntas de quien no disponiendo de un bagaje de certidumbres, como parece el
caso de todos quienes opinan sobre al asunto, encuentra rastros de sensatez
sobre todo en las incertidumbres.
Ilustraciones (leíbles al cliquear sobre los títulos de ambos artículos):
"El manifiesto que iba a leer era breve y claro, sin énfasis, sin retórica. Creo sinceramente que ningún demócrata hubiera dejado de suscribirlo. Lo había redactado un hombre, Fernando Savater, a quien debe tanto en su lucha decidida contra el terror, los liberticidas y toda forma de matonismo un Estado de Derecho que puede permitirse el lujo de tirarlo también a un cesto de mimbre, por viejuno."
Andrés Trapiello
"Abro el periódico y sigo viendo a Artur Mas copando los titulares con un discurso tan subnormal como el de septiembre. (¿Por qué los catalanes están condenados a tener de cuando en cuando un presidente mesiánico?). Mas saca pecho y pide que le sacrifiquen como hizo Companys hace 80 años. Pero le falla que nadie tiene ganas de detenerle. Para que haya un mártir se necesita un verdugo."
Jorge M. Reverte
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