Ocasión tuvimos hace
un mes, aproximadamente, de asistir a la presentación de la última publicación
de Hilario Barrero, Educación Nocturna, que había
llegado poco antes a las librerías: una espléndida antología de sus poemas, editada
por Renacimiento y prologada por José
Luis García Martín, quien pone en la pista al lector de los dos asuntos que
vertebran principalmente el contenido de esta compilación: el tiempo —más bien su
paso— y el deseo: “La historia de
siempre, la historia de Yeats, Cavafis o Cernuda, pero vivida en otro tiempo
más cercano al nuestro: la dura adolescencia en la España de la posguerra, en
un Toledo de cuartel y sacristía, de mentiras y secretos; la Barcelona luego de
los años de la Transición, con su colorista carnaval de rebeldías, y finalmente
la llegada a Nueva York donde, tras las turbulencias de los primeros tiempos,
se encuentra el puerto seguro hasta que comienzan a sentirse los pasos, cada
vez más cercanos, de una desconocida que no faltará a la cita”.
No mucho antes, llegaba también
de la mano de Hilario Barrero, La esperanza es una cosa con alas, selección de poemas breves
de Emily Dickinson, que el propio traductor no sólo prologa, sino que también ilustra
en cubierta y páginas interiores (Ravenswood Books Editorial, 2017). Sobre este
trabajo, merece leerse la acertada reseña que hizo en su blog Javier Gallego.
Ya antes había mostrado Hilario Barrero su interés por este tipo de composiciones
breves en lengua inglesa con una muestra de versiones que tituló Lengua de madera (Isla de Siltolá,
2011), donde confluían poetas de Gran Bretaña y Estados Unidos.
Poeta, diarista, traductor,
profesor emérito de la City University of New York, ciudad en la que reside
desde 1978, Barrero edita, además, con gusto extremo, los Cuadernos de Humo, publicación periódica cuyo último número lleva por fecha la
del siete de julio de 2017, su diseño corre a cargo de Jesús Nariño, las
ilustraciones son del propio Hilario y como pie de imprenta aparece la
dirección de Brooklyn desde donde se lanza. En el prólogo se dice: “Cumplimos quince números y encendemos quince
hogueras para celebrarlo. Como en botica, en este Cuaderno de Humo, hay de
todo: desde poesía cercana y nuestra a aforismos, la historia de un libro, un refrescante
texto de verano y una extraordinaria separata de poesía neerlandesa. El lector
encontrará fuertes señales de humo, fogosas coincidencias, juegos
consonánticos, ardientes inéditos, iluminadas traducciones, brasas despiertas,
cenizas dormidas y humos de amor y muerte. Gracias a todos los que colaboraron
tan generosamente e hicieron posible esta quincena fogosa. Contad y os
quemareis con quince hogueras.” Los elegidos para atizar la hoguera han
sido en esta ocasión: Antonia Álvarez Álvarez, Francisco Álvarez Velasco, Ismael
Cabezas, Francisco Caro, Antonio Cruz Romero, José Carlos Díaz, Juan Luis
Gavala, César Iglesias, Carlos Medrano, Víctor Peña Dacost, Sagrario Pinto,
Miguel Rojo, Adolfo Soares Nogueira, Ana Vega y Paul Snoek. Y esto que sigue es lo uno aportó, mejorado por el dibujo que añadió al pie Hilario Barrero, a quien le
agradezco de corazón que me haya dado la oportunidad de colaborar en esta
hermosa empresa.
2 comentarios:
Ha sido un honor que accedieras a colaborar con nosotros. Es un texto claro, lleno de luz y espléndidamente escrito. Muchas gracias!
Estoy deseando que lleguen ya desde Nueva York esos cuadernos.
Tenerlos entre las manos y leer así, como se merece, todo su contenido.
Un abrazo, Hilario.
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