miércoles, junio 13, 2007

Maneras de pasar las mañanas

Hace apenas una semana el ejército desembarcó en la playa. Paracaídas, helicópteros y cazas por el cielo. Fragatas y carros anfibios por el mar. Tomaron la posición de los rebeldes. Se habían atrincherado con unos cuantos rehenes en la desembocadura del río. Fue una acción rápida y vistosa.

Era el día de las fuerzas armadas -supongo que debe escribirse con mayúsculas, pero no me apetece-. Se celebró en mi ciudad. Estaba la mañana espléndida. El paseo marítimo lleno de gente. A los niños les gustan mucho estas hazañas bélicas. Por eso fuimos. A mí me resultó todo demasiado ruidoso. Y además la mala conciencia me impedía disfrutar del espectáculo. Tanto gasto. Tanto alarde de violencia.

Unos días después, conversando con un amigo, le comenté lo del despliegue militar. Algo sabía. Recordó que a esas horas andaba él por el pedrero de Quintes cogiendo llámpares. Vio a lo lejos mucho vuelo de avión, le llegó la estela estruendosa de los motores. Pero, según me dijo, lo que más y mejor recordaba de ese sábado, era el olor de la bajamar y la salsa de cebolla, ajo, pimiento y sidra con que había guisado las llámpares.

Distintas maneras de pasar la mañana. Qué envidia me dio la suya.

10 comentarios:

conde-duque dijo...

Pues sí, da envidia. Yo no veo el campo ni por equivocación.
¿Y a qué saben las llámpares? Ni siquiera sé qué es...

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Les llámpares, como por aquí decimos, son las lapas. Un molusco que se adhiere a las rocas en los pedreros de las playas. Se preparan lavándolas previamente bien para quitarles cualquier rastro de arena; se hace una salsa con cebolla, ajo, pimiento, perejil y vino blanco o sidra; una vez que ésta se haya pochado bien, se incorporan les llámpares, pero sólo por espacio de unos cuatro o cinco minutos -más las endurecería en exceso-. Y a comer, que bien ricas que están Un abrazo Conde-Duque.

FPC dijo...

No sólo da envidia. Da hambre. Pero es que allí coméis estupendamente. Y no es, con mucho, lo mejor de vuestra tierra. En fin, habrá que volver. Todavía recuerdo hace años, con un amigo asturiano, cuando comí en Tazones, mirando ese puerto que parece de juguete. Eso le debió de parecer al emperador aunque ya se ve que sus descendientes siguen jugando a guerras.
Un abrazo (y gracias por utilizar las minúsculas).

Alexandrós dijo...

Sobre todo el ruído. Es lo que más impresiona. Yo me quedé sordo durante un tiempo del tableteo de la ametralladora de mi colega. Por no hablar de los Mirage cuando nos enfilaban en picado. Sólo nos daba tiempo a mirarlos.
Las lapas aquí aún no se comen, ya llegarán...
Un abrazo

Anónimo dijo...

Tengo pendiente, querido Paco,una entrada en esta bitácora de una pequeña excursión que me llevó hace unos días, entre otros lugares, a Tazones, que fue puerto ballenero y lugar donde desembarcó, como bien sabes, Carlos I -aunque no pudiera alojarse allí a su llegada por falta de casa digna; se lo llevaron a Villaviciosa, que tenía y tiene más blasones-. Es cierto que allí se come bien. De hecho ya hay casi más tascas que barcas en el puerto.
Aquí estamos para lo que gustes cuando vuelvas por estas tierras.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Querido Alejandro, sé que tampoco aprovecháis vuestros sabrosos oricios, que aquí son manjar y que, dado que no tenemos bastante con lo mariscado en nuestras costas, traemos también de las mareas gallegas. Es curioso cómo se desprecia a veces lo que tan cerca se tiene y tan delicioso puede ser. Aquí sucedía antaño con las setas, escasamente apreciadas, y que empiezan ahora a tener, también por estas tierras, la debida demanda.
Respecto a ese apunte un poco misterioso que haces al respecto de amestralladoras y mirages, creo que ya te he reprochado en alguna otra ocasión que no seas más generoso con la narración de tus múltiples aventuras.
Un fuerte abrazo.

Alexandrós dijo...

Perdóname por el misterio. Frecuento tanto este sitio que a veces me olvido que apenas somos un blog.
Mi generación hicimos la mili obligatoria y a mí (que no fui un niño bueno) me enviaron forzoso a uno de esos cuerpos de choque (Regulares 1) que se dedican a disparar día y noche con todos los artilugios imaginables. Desde luego al enemigo lo teníamos acojonado...
En lo que se refiere a oricios aquí si que se comen, pero bueno, mi abuelo me contaba que en su época los percebes eran comida de pobres
Un abrazo

Anónimo dijo...

He visto aterrizar a los ¿Fantom? los aviones de guerra,venían a gran velocidad y quedan totalmente parados y luego bajan vertical, dan miedo.
Me encantan los oricios, las lapas, los percebes..en fin.
Tazones es precioso y para abrir las ganas de comer,lo mejor, subir hasta arribita de Lastres andando y bajar...
Me contaron una vez, que el policia de Lastre, era tan imparcial, que dejó una vez su coche mal aparcado abajo y se multó así mismo.

Saludo

Anónimo dijo...

Diario, lo lamento, mi próxima compra será un ordenador.
Las teclas hacen lo que les da la gana..
"a sí mismo"

Buen fin de semana

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Luna, veo que Tazones tiene una fama excelente, y que tú has viajado mucho y bien. Me alegro.