Tres días después volví por la librería. Chema me tenía apartado Zeppelin, de José Manuel Martín Peña. Al entregármelo, mostró interés por saber quién era el autor. Le comenté que según creía no tenía nada publicado hasta ahora, que había sabido de su existencia porque mantenía uno de mis blogs favoritos, Luz tenue. Salí de la librería leyendo el primero de los cuentos. Al regresar a la oficina, le comenté a J. la compra. Sintió curiosidad y me pidió prestado por unos momentos el libro. Al devolvérmelo traía una amplia sonrisa de satisfacción. Le había gustado lo leído. Buen síntoma. J. es un lector inteligente, posee una biblioteca espléndida y su gusto resulta siempre fiable. A las tres, camino de casa, volví leyendo. Debía de ir a paso más lento que otros días. Mi mujer me preguntó si algo me había retenido al final de la mañana en la oficina. No, le dije, es que ya tengo Zeppelin. Disculpa aceptada, también ella lo estaba esperando. Comí sin libro. Procuro no darle argumentos a mi hijo en su perseverante manía de llevarse a la mesa todo tipo de lecturas cuando se sienta a comer. Así que hube de terminar los relatos después del café, arrebujado en un orejero del salón. Lo cierto es que se acaban pronto. Pocas páginas. Se leen con gusto. Son como calas de la memoria que sacaran a la superficie un pecio escueto. Que rescataran sólo la consistencia de los huesos, el esbozo de lo que tuvo carne y ahora es rastro desnudo del recuerdo. Historias truncadas, sarcasmos, derrotas y la necesidad de contar lo que da la sensación de haberse guardado dentro con cierta amargura durante largo tiempo. Y el acierto de ponerlo sobre el papel con concisión carveriana, sin adornos, sin trampas sentimentales. En crudo.
6 comentarios:
Ayer se lo dejé a mi novia y se lo leyó en el trayecto de autobús. También le encantó. Y se le hizo muy corto, como a todos. Hay que expandir el Evangelio.
Lo cierto, Conde, es que al llegar al final de Zeppelin se queda uno con ganas de seguir leyendo. No es mala señal.
Un abrazo y enhorabuena por lo de tu Madrid.
Ummm... me siento excluida.
Aquí no ha llegado.
=(
Pero ya lo leeré también.
Rayuela, te deseo excelente semana y dejo un abrazo para ti y otro fuerte, fuerte, para la familia.
Cariños.
Rox.
También me apunto yo a la moda "zepelín".
Un abrazo.
Buenas, Diarios. Llevaba un par de post de retraso. Buena recomendación parece la de Muñoz Molina, y por supuesto este post sobre Zeppelin.
Un saludo.
Rox, habrá maneras de hacértelo llegar.
FPC, Mabalot: gracias por la visita. Evangelizados estamos -según la fórmula impulsada por nuestro querido Conde-Duque-.
Abrazos.
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