Hay muy hermosos parajes en las veredas del Lima. Y si aún hoy nos lo parecen, cómo no sería este valle hace siglos, cuando ni puentes había. Cuentan que cuando las legiones romanas llegaron aquí en el siglo I a.C. creyeron encontrarse ante el río del olvido. Aquellos rudos legionarios, acostumbrados al combate, a las largas marchas y al poco valor de sus vidas, se negaron a cruzar el Lima. El cónsul que les mandaba tomó con valentía el estandarse de Roma y atravesó el cauce hasta la otra orilla. Llegado allí, llamó a sus hombres uno por uno y por sus respectivos nombres. Eso les convenció de que aquel río que creyeron era puerta del paraíso no era el rio del olvido, o rio do esquecimiento. La memoria de quien les mandaba supo nombrarlos a todos. Mi memoria tampoco olvida los días junto a sus aguas lentas.
4 comentarios:
Esos son destinos de vacaciones, y no lo que se ve por ahí.Paisajes de luz y silencio para ejercitar la holganza y la reflexión. Para humedecer el espíritu. Felicidades.
Así lo creo, Ámart. Aunque más que vacaciones,uno quisiera que así fuera la vida. En ello hay que empeñarse.
Un abrazo.
Qué maravilla.
Un abrazo.
Ardua tarea, dr, aunque ya se sabe que nada de lo que vale la pena es gratuito.
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