Es sábado a primera hora de la tarde.
Apenas si hay gente por las calles.
Los comedores están cerrando
y al sol, aun andando en lo más alto,
le cuesta alcanzar
los rincones más turbios
de la ciudad vieja.
El viento, sin embargo, dispersa
el agua de las fuentes
y pone en vuelo de repente
una gran sombrilla blanca
en la Plaza de la República.
Esta brisa atlántica
que llega encanallada desde el puerto
se ha vuelto más astuta que la luz.
Le levanta las faldas a las muchachas
y le busca las vengüenzas
a las sombras más perdidas.
3 comentarios:
Dr, si cuando vuelvas a irte de viaje se te olvida algo, que sea cualquier cosa sin importancia (el dinero, el pasaporte, las maletas...) Pero nunca el cuaderno de apuntes. Ni la máquina de fotos. Un abrazo.
Es un lindo poema Rayuela, diría yo que el viento se descubre además de astuto, pícaro.
=)
Excelente inicio de semana, amigo mío.
(Y qué bonitas fotos)
Rox.
Suena bien Amart, pero que muy bien tu recomendación. Pero en esto de los viajes, como en las restantes cosas de la vida, si no te pertrechas antes con lo prosaico, mal se lo ponemos a lo que importa. En resumen, que es conveniente jugársela siempre con red. Sé que suena poco literario, pero ya no está uno en edad de bohemias. Así que me llevaré la cámara, el cuaderno y también el resto de las cosas.
Un abrazo.
Me alegra que te gusten las fotos, Rox. Hubo un tiempo en que me tomé el tema de la fotografía con mucho interés. Lo fui abandonando poco a poco, pero aún me gusta dedicar un rato a conseguir unas cuantas buenas imágenes de los sitios por los que ando. Respecto a los poemas de este viaje, tenían sólo la finalidad de pergeñar, a modo de apuntes al natural, momentos, paisajes o sentimientos.
Un abrazo.
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