Yo no los he probado mejores. Y alguno he probado. Mi amigo los hace en vaso largo. Hielo generoso. Cortezas varias y verdes de los limones de su jardín. Ginebra la justa. Y últimamente tónica Fever-Tree. Efectivamente, árbol de la fiebre. El mismo en el que los ingleses hallaron solución para la malaria y, mezclándolo convenientemente, también alivio a las tardes de tedio. Ahora se cultiva en Ruanda. De allí viene esta tónica elaborada como antaño. Sin añadidos artificiales. Encontré sobre ella un artículo hace unos días. Además de contar dónde y cómo se producía, daba una receta de gin-tonic. Con pepino. Sí, como lo oyen, y con pétalos de flores. Le pasé el recorte a mi amigo. En fin, igual tiene razón el articulista, pero no se me ocurrirá añadirle pepino ni pétalos de flores. Las ganas de ponerse gilipollas que hay por el mundo. Ni falta que le hacen añadidos nuevos a sus gin-tonics. Y el trabajo que debe de dar cultivar pepinos y tener a mano flores frescas siempre. El limonero es mucho más sufrido. No da qué hacer. Y siempre tiene frutos. Definitivamente coincido con mi amigo, las ganas de ponerse gilipollas que hay por el mundo.
11 comentarios:
Pues otra cosa que tenemos en común, un buen gin tonic de tanto en tanto. Por aquí hay sitios inverosímiles que los hacen buenísimos.
Lo de la tónica habrá que probarlo. La conocía de oídas pero no la he catado aún. En cuanto a la ginebra, las preferencias son diversas, pero la Bombay Sapphir no me parece mala elección. Aunque lo mismo son ganas de ponerse gilipollas...
Un fuerte abrazo.
No lo es desde luego. A veces he probado la Seagrams en un café de por aquí donde preparan los gin tonic en vaso de sidra -con acierto, considero- y es magnífica también.
De cualquier forma, lo importane es compartir la copa con una buena compaña y no verse en la necesidad de utilizar un colador para tomarla (que yo creo que es a lo que nos abocaba el tipo del artículo al que me refiero).
Un abrazo
Hace poco estuve en un estupendo restaurante donde a pesar de la decoración, de exquisito minimalismo, y lo inovador de su cocina, el personal, cocinero incluído, te trata sin afectación y con educada sencillez. Pues bien,había un comensal en la mesa de al lado que después de comer se pidió un gin-tónic y un abridor de latas.Cuando se lo trajeron, hizo un agujero en la chapa de la tónica y la puso encima del vaso golpeándole el culo a la botella hasta que salió toda. Luego explicó que así la burbuja salía más fina.Me dieron ganas de decirle: "Pero so cretino, si dentro de 5 minutos no tienes ni burbujas ni nada!!".
Son ganas de ponerse gilipollas...
No soy de ginebra, sino de whisky. Pero la tónica sí que la voy a probar. Un abrazo.
Buenos días:
la buscaré y la probaré.
No soy bebedora de alcohol, sí de de los buenos vinos.
Me cuesta imaginarla con flores o pepinos...aunque es probable que en Ruanda necesiten las flores para alegrarse de vez en cuando la vida....
Que nombres más raros de ginebras, no paso de la marca Larios.
Saludos
Qué bárbaro, Luna. Lo del tipo del abrelatas merece una entrada. Le enmendaría la plana al propio Adriá. Ya a uno le dan a veces mala conciencia estas cosas -y son creo bastante sensatas-, así que si me diera por tales ocurrencias terminaría recurriendo al cilicio.
Sebas, prueba la tónica, sí, pero por favor échale algo más que limón.
Luna, yo también prefiero los vinos. Sobre todo los blancos. Pero hay momentos para todo.
Un abrazo a los tres.
Sin ponerme gilipolas... Fueron los españoles quienes hallaron solución a la malaria con la corteza del árbol de la quina (dicen que el nombre deriva de la marquesa de Chinchon, aquejada y tratada con quinina).
Los ingleses expatriado en asia con su flema, y habida cuenta de lo amargo de la quinina, inventaron, eso sí, el agua de tónica, para poder ingerir el principio activo en cantidad de una forma más placentera.
Probaremos esa recomentación no obstante
Por Dios, Sr. Occam, eso no es ponerse giliopollas sino preciso. Efectivamente la historia creo que fue así:
“Existe un árbol que llaman el árbol de la fiebre, que una vez hecho polvo e ingerido como bebida, cura la fiebre” (Crónicas de San Agustín, 1633) Por tanto la leyenda que explica el nacimiento de la tónica viene de antiguo. Allá en 1633 se descubrieron en España los poderes curativos del árbol (el de la quinina). Lss fiebres remitían con la ingesta del polvo del citado árbol. Sin embargo, el poder de curación se popularizó hacia 1820. Entonces, los oficiales del ejército indio descubrieron que la quinina con azúcar y agua curaba a sus soldados de la malaria. Era la primera indian tonic water. El ejército inglés viendo el poder curativo de aquel brevaje y dado que el mismo tenía un excesivo amargor, así como para darle una fuerza añadida a lo ingerido, decidieron acompañarlo de gin.
Un abrazo y gracias por su visita.
Una curiosidad: ¿cómo se deriva qué del nombre de la marquesa? es que no veo la relación Chinchón-quina-tónica... me debo estar perdiendo algo ;-)
Por cierto, la tontería del pepino debe venir de que hay una ginebra, la Hendricks, que se destila a partir del pepino, o eso dice su publicidad (está buenísima, por cierto). A lo mejor hay quien piensa que por esa razón le pega más una rodaja de pepino, tremenda bobada que nos llevaría a espolvorar centeno en el whisky y cebada en la cerveza.
Me apunto la tónica.
El apunte lo aporta Occam. Yo lo único que sé del tema es que la corteza de quino era utilizada por los indios americanos como medicamento, antes del descubrimiento del Nuevo Mundo. Sin embargo, sus virtudes no fueron reconocidas hasta 1638, fecha en que curó del paludismo a la condesa de Chinchón y la corteza fue llevada a España; luego fue difundida y comercializada por los jesuitas e importada oficialmente por Francia. Durante la segunda mitad del siglo XVIII se realizaron estudios botánicos de varias especies y variedades de quino, incluidas dentro del género Chinchona o Cinchona, en recuerdo de la condesa.
Un abrazo y gracias por la visita.
Ahora sí: chinchona-quinquina-quinina.
Gracias :-)))
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