Ya se contó aquí la historia de Stephane Furber. Me gustaría hoy añadir otro de sus poemas y dedicárselo a David González, quien también anduvo alguna vez por los infiernos.
Los oficios del domingo
Los domingos acompaño a Daphne hasta la iglesia.
El reverendo Moosley
le da la bienvenida en la puerta a los feligreses.
Conoce a cada uno por su nombre.
Lo veo todo en la distancia;
apoyado en la furgoneta
mientras enciendo un cigarrillo.
Cuando no queda nadie afuera,
Moosley sonríe y me saluda con su mano izquierda.
En la derecha aprieta la Biblia.
Quizás a Daphne le gustaría
que algún día entráramos juntos.
Pero prefiero oír la música del órgano mientras fumo.
Me hace recordar mi otra vida.
De qué me valdría la fe a estas alturas,
cuando me he escapado ya una vez de los infiernos.
Stephane Furber, Daphne.
Editorial Mondantordi, Argentina, 2007.
Traducción de Mariana Lotti.
5 comentarios:
Clarito como el aire de la mañana y contundente como una tormenta definitiva. Gracias por el detalle.
Pues después de estas muestras, habrá que conseguir ese libro.
Un saludo.
Sé que conseguir el libro no es tarea fácil.
Así que mientras la Sociedad de Autores no me interponga una demanda, iré publicándolo poco a poco.
Un abrazo.
Pues muchísimas gracias por ir publicándolos, porque son geniales.
Un saludo.
Gracias, Pau. Por la visita y por el comentario. Traeré algún poema más de Furber a estos Diarios en el futuro.
Un abrazo.
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