lunes, septiembre 24, 2007

Hogueras

En los campamentos de verano los adolescentes se reunían a la noche en torno a una hoguera. Alrededor de aquel tembloroso círculo de luz encarnada y por el efecto distorsionador de las llamas y quizás también por la euforia que a todo ánimo transmite el calor, se solian celebrar los chascarrillos más burdos, las imitaciones lacerantes, las bromas más descarnadas. Todo lo propiciaba la noche, el fuego y el juicio aún desbocado de los pocos años. A la mañana siguiente de aquella suerte de ebriedad colectiva, se recordaba la risa y se procuraba olvidar, en un prudente atisbo de pudor, qué malas artes se habían empleado para prender la diversión.
Hace sólo unos días, en algunos lugares de Cataluña ha habido quien como en las acampadas de entonces ha echado mano del fuego para la chanza chusca. Somos muchos los que hemos idealizado a la República por convicción ideológica o en recuerdo a aquellos de los nuestros que yacen todavía en alguna fosa común. Pero la inequívoca voluntad democrática del Rey, resueltamente ejercida cuando fue menester -los que vamos cumpliendo años sabemos bien de qué hablamos-, nos ha enseñado que la defensa de cualquier forma de gobierno, legítima siempre y muy saludable, precisa, eso sí, de memoria y de elegancia.
Aquello que se defiende con el fuego, cuando no se circunscribe al carnaval desenfadado de una noche licenciosa y se prolonga al alba, tiene las hechuras mismas de la alucinación o el ansia iluminada de los inquisidores.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

La exaltación del fuego... es, en este caso, también la exaltación del pensamiento y el lenguaje, querido Rayuela...

Maravilloso.

Bella semana.

amart dijo...

Es que en determinadas molleras, no hay mas leña que la que arde (nunca mejor dicho), y más aún si están arropadas por la masa cerril. Las mismas hordas cobardes que hoy queman unos retratos, son sin duda las que mañana exigirían el burka, si les dieran esa consigna.

Anónimo dijo...

"Españolito, te guarde Dios
una de las dos Españas
ha de helarte el corazón"
Más o menos, decía don Antonio Machado...Besos, besos.

Nuca dijo...

La referencia a los fuegos de campamento fue casi una foto de mis recuerdos de aquellos años.

Aun coincidiendo, más por motivos estéticos que éticos, en que la elegancia debe presidir la forma de las reivindicaciones, no creo que el hecho de quemar unas fotos tenga, a estas alturas, la más mínima transcendencia.

Lamentaría, eso sí, que la utilización partidista y mediática del hecho pudiera menoscabar o erosional la fuerza del movimiento republicano

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Gracias a todos por vuestras visitas y a Occan por animar la discusión. Una pregunta tan sólo. Si las fotografías quemadas hubieran sido de negros o de inmigrantes, si no hubiera monarquía y esto fuera una república y unos cuantos quemaran la fotografía del presidente de la República, ¿seguirían siendo un ejercicio de libertad de expresión esas hogueras?
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Buenos días:
ocann, pensaba sobre la idea que tienes de la libertad de expresión...es un poco rara ¿no?

Saludos a todos

Anónimo dijo...

Siempre pienso que detrás de esas cosas hay bocadillos o pequeños "detallitos" que viene bien.
Me preocupa la propaganda que conlleva en los medios de comunicación y lo siento por rozalen.

Nuca dijo...

La discusión sobre el límite de la libertad de expresión es, sin duda, apasionante. En este caso concreto, no se ataca o menoscaba a las personas físicas, sino a la institución de la monarquía. Supongo que si se tratara de la institución de la presidencia de la república, debería suceder lo mismo, esto es: nada.
La quema de una foto es un acto simbólico, no representa ninguna agresión dolosa.
Por otra parte, también yo me pregunto si el chiste de la portada de el jueves era merecedora de tanto rigor legal

Un saludo y que siga así de bien el blog

amart dijo...

Da la sensación, Occam, y aprovecho para darte la bienvenida, de que estás muy cerca de confundir la libertad de expresión con el todo vale. Y no me parece que ese grado de "tolerancia" que defiendes sea precisamente un valor de la filosofía republicana (muy respetable, por otra parte). Un supuesto: aparece una pintada en la puerta de tu casa, una diana, por ejemplo. Y tres palabras: Occam, pum, pum. Nadie menoscaba ni ataca con ello a las personas. Quizá sea un acto tan simbólico como la quema de una foto.
Saludos.

Anónimo dijo...

Lo peor no ha sido ni es la quema en sí, ya que la libertad de expresión debe ser sagrada en esos casos en que se insulta y agrede con meras palabras y no con armas; sino la publicidad que se le hace a un hecho estúpido, al que se le dan alas, consiguiendo que ahora sean muchos los que en plan solidario quemen fotos.
Y lo que cabrea a todo buen vecino es que les den cancha y micrófono, y por ello escuchar que "luchan" por una gran mayoría de catalanes que se siente oprimida.
Y malditos sean los que hablan en mi nombre o en el de los demás sin preguntar, sin cerciorarse si la mayoría de los catalanes somos tan cetrinos y obsesos como ellos. Y eso hace que recuerde a los etarras, que ponen la misma excusa para pegar tiros en la nuca a quien no piensa como ellos. O a nuestros antiguos represores, que encarcelaban a los que no decían Amen a todas sus estupideces, con la excusa de ser malos españoles, masones, judíos y conspiradores soviéticos. O...

Nuca dijo...

Amart: pintar en la puerta de mi casa Occam pum pum es una amenaza en toda regla, no la expresión simbólica de unas ideas políticas.

Pau. coincido en que, en la búsqueda de titulares, se le dio una difusión exagerada a un hecho, insisto, que debería pasar totalmente desapercibido a estas alturas de madurez política.

Por cierto que me sorprendió comprobar que coincidimos también visitando este interesante Blog y no sólo el de Muiños.

Rayuela, verdaderamente fue un acierto proponer este tema

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Hace unos días, en una reunión de padres a la que fui convocado por el colegio donde cursa sus estudios mi hijo, uno de los papás, en el turno de ruegos y preguntas, se quejó amargamente de la ingente carga de trabajo a la que había sido sometida su pequeña el curso anterior. En concreto, se refería al amplico contenido que había exigido en su área, Conocimiento del Medio, uno de los profesores. Resulta que el muy "insensato" se había dedicado durante todo el curso a enseñarles a sus alumnos la flora y fauna de los arlededores del centro escolar. Habían hecho fichas con el material. Y les había pedido saber para el examen aquello sobre lo que habían trabajado. Son niños de once años, decía el apenado padre, y se les pide que aprendan términos de difícil memorización como angioespermas, no siendo necesario porque siempre pueden echar mano de google para tales consultas. Sinceramente, no salía de mi asombro ante tamaña cenutrio. Y lo peor es que pronto sintió el aliento de ánimo de otros padres allí reunidos. A mi juicio, tal actitud menosprecia la capacidad de aprendizaje de los pequeños, cercena sus posibilidades de memorización y por tanto cierta gimnasia cerebral imprescindible para un desarrollo completo de la cognición, dando alas, además, a la innata tendencia de todos al mínimo esfuerzo.
Se preguntarán qué coño tiene que ver esto que cuento con la discusión de la entrada. Sinceramente, no sé si mucho. Pero intuyo que es uno más de los signos de los tiempos. La falta de disciplina, de esfuerzo, de contención y de aquello tan antiguo a lo que llamaban urbanidad genera, a mi juicio, comportamientos cuya relajación menoscaba la convivencia. La libertad de expresión también ha de estar reglada. Lo está de hecho. Lo de El Jueves, particularmente, me parece una broma chusca pero, creo, no merecedora de llevarse ante tribunal alguno. Las declaraciones de Anasagasti -¿las han oído?- un despropósito absoluto pero que entra también dentro del ámbito de lo permisivo. Quemar o amenazar, sin embargo, no creo que deban consentirse. De cualquier forma, hay un termótetro infalible para medir la temperatura de estas manifestaciones: la empatía. Cuando alguien es incapaz de ponerse en el lugar del otro, es capaz, por el contrario, del desprecio más absoluto, de cualquier vileza.
Por último, me da la sensación de que me estoy alargando demasiado, tengo la imprensión de que este país tiene demasiados problemas inventados. Hay un ocio perverso en muchos políticos. Generan conflictos donde no los hay. Y eso puede terminar siendo peligroso.
Un abrazo a todos y gracias por el tono cordial de vuestras opiniones.

Portarosa dijo...

Penoso lo del padre del que hablas, DR. ¡No hagan estudiar a nuestros hijos!

Me parece que conviene repetir la pregunta de DR: ¿sería todo tan poco importante y una mera manifestación de la libertad de expresión si, en lugar de quemarse lo que se ha quemado, las fotos hubiesen sido de negros, o de gays, o de inmigrantes?

amart dijo...

Bien, dejemos el debate, que hay cuerda para rato. Enhorabuena, DR, por la ecuanimidad, equilibrio y prudencia con que te conduces. Tus chicos no tardarán en pensar que te estás haciendo viejo. Si te lo dicen, considéralo un halago.
Un abrazo.

Sir John More dijo...

Una apostilla final de rezagado: en este país sobran certezas y falta elegancia, eso por descontado. Bueno, había pensado en reducir el comentario a un AMÉN solitario, pero al final me lío... Abrazos y bienvenidas.