Foto de Ternua (tomada de Flickr)
Aquellos viejos autos,
nada sacramentales,
que conduje siendo un joven temerario
-bien lo sé ahora cuando ya casi soy
un temeroso fósil-,
guardan, allá dónde estén,
en el limbo-desguace de su muerte,
la dulce memoria de algunos viajes,
las cenizas de muchos cigarrillos
y los angostos rincones
en que el amor nos hizo contorsionistas.
nada sacramentales,
que conduje siendo un joven temerario
-bien lo sé ahora cuando ya casi soy
un temeroso fósil-,
guardan, allá dónde estén,
en el limbo-desguace de su muerte,
la dulce memoria de algunos viajes,
las cenizas de muchos cigarrillos
y los angostos rincones
en que el amor nos hizo contorsionistas.
17 comentarios:
Aclaración para el último verso: tuve un Seat 600 y un Seat 127. Sé de lo que hablo.
Mi padre compró un 600 para los meses que vivimos en Sevilla, recuerdo la matrícula: SE-50.000. Creo que todavía se nos recuerda por allí, había que empujarlo día sí y día no.
* Sobre el último verso ¿Estáis seguros?
Saludos cordiales
Y tanto que sabes: 600, 850 (estos dos compartidos con mis hermanas) y luego ¡un 127! El primero que pagué con mi sueldo. Lo saqué a probar una tarde calurosa de primavera y a la altura de Alcalá (entonces no había autovía ni R-2) el motor se había calentado de tal modo que tuve que parar. Esperé a que se enfriara y volví a la SEAT: ¡se habían olvidado de conectar el ventilador!
Pero luego me fui con un amigo a hacer un viaje de esos que se recuerdan siempre, 7.000 kilómetros por toda Europa, con la tienda a cuestas. ¡Vimos mucho y nos reímos más!
Un abrazo.
Pues mis padres tuvieron también un 600 y veníamos desde Barcelona a Galiciaa con las maletas en la baca y el pájaro en el asiento de atrás. Hacíamos noche en Tordesillas. Vaya aventuras!!!
El primer coche que tuvimos Sailor y yo fue un 1430, ¡menuda joya! con los asientos de peluche y una concha en el cambio de marcha.
Bueno, no sigo porque estoy descubriendo mi lado más friki.Aun ahora tengo un Marbella para ir a trabajar y es genial.Un beso nostálgico.
Yo también sé de lo que hablas, DR, pero de contorsionismo, nada. Para esos menesteres, el 600 daba mucho más juego que otros coches mayores, al abatir los asientos delanteros. Ah, nostalgia, estamos hablando del paleolítico.
Qué envidia, qué poderío..600, 127...y otr@s con la humilde mantita de cuadros por aquellos praos de la Providencia....
(Pasmada)
Qué bonito poema Rayuel()a
Por lo que al amor respecta... parece, siempre encuentra acomodo.
=)
Excelente fin de semana.
Rox.
chispas... juro que no había leído la entrada anterior.
=)
(pero ahora justamente, termino de leerla)
abrazote
Uff, cómo me transportas!
Te he encontrado brincando de enlace a enlace y he leido tu blog de una sola sentada. La verdad es que tus entradas son una absoluta delicia. Que no te sorprenda pues si te digo que tienes una lectora deslumbrada en el corazón del Caribe. Un abrazo desde la Republica Dominicana!
aquellos lugares donde se ancla el recuerdo del amor, de los amores, de aquellos viajes vividos.
Me gustó mucho tu poema.
Desde Buenos Aires, Arg.
¿Y los Renault 6 con cambio cerca del volante? Cuando cambiabas a tercera parecía que le cantabas las cuarenta a la carretera.
Un abrazo.
Aquello debía de ser movimiento, el ruido y la furia. Es que a veces el confort es un anticlímax. Un abrazo.
El carné en un 600. Mi primer coche un 4 latas
Un abrazo
Después de un largo fin de semana en el que no había entrado en los Diarios, me encuentro con este montón de comentarios. Compruebo que el poema ha despertado muchos recuerdos latentes. Lo cierto es que está escrito hace ya algún tiempo. Con ocasión de la compra de un coche nuevo. Pensé entonces en la cantidad de pequeñas historias que se habían llevado consigo cada uno de los autos que había conducido.
Un abrazo a todos.
(Y permítanme que siendo como soy un provinciano al que aún le siguen sorprendiendo algunas cosas que suceden cuando se pone en marcha un blog, apriete si cabe con más fuerza en ese abrazo a quien desde sitios lan lejanos como Argentina, México o la República Dominicana saludan esta páginas. ¡Dios mío, lo escribo y no doy crédito!)
Entiendo perfectamente el final de tu último comentario, por esa misma razón, me escondo.
Saludos
Esto de los blogs daría -supongo que está dando ya- asunto suficiente para unas cuantas tesis doctorales. Acerca de la materia con la que se hacen y respecto al grado de evidencias personales que manifiestan sus autores. Van, como bien sabes, desde la semiclandestinidad hasta la absoluta transparencia. A uno, que se queda a medio camino, le place que lo lean -para eso se escribe ¿no?-, pero le da pudor que lo reconozcan del todo -¿inseguridad sobre lo que se hace, falsa modestia, excentricidades poco justificables?-.
Y respecto a los lectores que llegan aquí no se sabe muy bien cómo y de tan lejos que asusta -por mucho que uno entienda que no hay distancias en la red-, se les acoge con enorme alegría, aunque a la vez de un poco de miedo no estar a la altura -no sé si por ahí van los tiros de tu comentario, querida Luna-.
Un abrazo.
(La parte del abrazo fuerte que me corresponde... la recibo y acepto con cariño Rayuel()a ... es hermoso venir aquí, no sé si eso deba agradecértelo, pero... pues cómo se agradece la hermosura)
=)
(Sí... casi es para no creerse, tú allá tan lejototototes... pero qué lindo abrazas y cuán sentido es acá ese abrazo querido amigo, como las palabras tuyas -que ya en sí mismas constituyen también un abrazo-)
*como que me repito mucho hoy con lo del abrazo... y qué y qué.
=P
Publicar un comentario