martes, septiembre 04, 2007

Wei Hsiao Niu

Cuando no había chinos en la ciudad, ni siquiera en todo el país, aquí vivió Wei Hsiao Niu, un chino portuario. No tenía deseo alguno de quedarse más que el tiempo preciso para conseguir un billete de vuelta y algunas monedas para el viaje. Pero se le hizo de pronto acogedor el lugar. Las gentes. La vieja casa donde halló acomodo. Los brazos de cierta mujer. El cielo recortado en aristas por los aleros de tantas calles angostas. Y hasta el olor a víscera fresca del pescado en los amaneceres. Así que se puso a construir farolillos de papel. Llenó de color el barrio. La ciudad en los días de fiesta. Farolillos frágiles y combustibles como fósforos barrocos. Y hasta abrió años más tarde una cantina bajo su taller de fanales. Se volvió domador de barra. Ordeñó panteras que siempre mantuvo escondidas entre la papiroflexia. Alrededor de aquella leche recia se dejaban caer los mareantes cuando volvían al muelle de madrugada. De viejo le venció la nostalgia de China. Compró billete y baúles. Pero se murió antes de emprender el viaje de regreso. Su hijo tiene una tasca en el Tránsito de las Ballenas. Que así se llama la calle porque aquí hubo un tiempo en el que desde las campanas del cerro tocaban los atalayeros el avistamiento de aquellos grandes bichos. Un tiempo en el que había barcos hermosos de maderas calafateadas, velas untadas de grasa oceánica y hasta un náufrago de ojos rasgados que echó amarras en un noray del barrio.

20 comentarios:

Daniel Pelegrín dijo...

De tanto decirte lo mucho que disfruto con tus textos ya no me vas a creer, como en el cuento aquél. Es un retrato hermoso, y como otras veces una narración evocadora y cargada de ritmo y pulso poético. Un abrazo.

Alexandrós dijo...

Idem

Sir John More dijo...

Así embobadito me quedé...

Raquel dijo...

Igual. Qué sutileza tan maravillosa...

Anónimo dijo...

De aquel Gijón y de aquella leche de pantera me hablaba mi padre....y hoy,a punto de acabar el día, al leerte, sin tú saberlo me has hablado de mi padre.

Un abrazo y gracias por este rincón. Y gracias a Chema ( Paradiso)que me lo descubrió.

(Pasmada)

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

El Chino fue un personaje muy conocido y querido de Cimadevilla, el barrio pesquero y pecador -sí, sin "s"- de Gijón. Su historia fue, más o menos, como queda contada. Hizo farolillos, sirvió leche de pantera y murió antes de cumplir un último deseo: volver a su país. Su casa, la Casa del Chino, hoy restaurada y local ahora de la Asociación de Vecinos de Cimadevilla, fue también, antaño, sede del Ayuntamiento de Gijón.
Un abrazo a todos.

P.D.: querida Pasmada, es para mi una alegría que el texto te haya evocado sentimientos tan íntimos, como lo es también que te haya traído hasta aquí Chema -al que, por cierto, nunca le he dicho que tuviera un blog (realmente, lo sabe muy poca gente de mi entorno), por lo que se me hace extraordinaria su recomendación-.

FPC dijo...

Poco puedo añadir salvo "conradiano". Y con eso ya está todo dicho. Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

(firmo como pasmada, pero bocazas también me va como un guante)

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Querido FPC, no es mala referencia. Siempre tan generoso.
Un abrazo.

Estimadísima Pasmada, no malinterpretes, por favor, mi respuesta. Que Chema recomiende este rinconcinto me llena de alegría. No en vano pocos libreros tienen su buen gusto. Lo que venía yo a decir era que me sorprendía que supiera de estos Diarios. Dicho lo cual, no me queda sino agradecer sinceramente tus visitas y las de él.
Un fuerte abrazo (y por favor, nada de bocazas -esas sólo las de los leones de Correos-).

amart dijo...

Un texto precioso, DR, bueno de verdad. No sabes cómo me jode que FPC me haya pisado el adjetivo, palabra de honor.Un abrazo para ti y otro para él.jntlgb

amart dijo...

Bueno, el jntlb es que me he liado con la palabreja esa torcida de los colorines

FPC dijo...

Habría que rendir un homenaje a los que, como amart, son tan poco amigos de la informática y sin embargo salen a la palestra todos los días. Pero yo creo que en fondo le gusta, él es así, un poco masoca. De Sacher-Masoch, a modo de otra referencia literaria. Abrazos.

Sebastián Puig dijo...

Redondo, hermoso, emocionante. Nueva perla para mi colección. Sólo puedo darte las gracias.

Anónimo dijo...

Esa historia es antológica. Y la vida del Chino, como la cuentas, me parece que vale mucho más que una novela de 300 páginas. Enhorabuena. Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Por un momento, querido Amart, pensé que le habías cambiado el nombre al Chino (por jntlgb, que sonaba a isla croata del Adriático, por cierto, y poco oriental, la verdad).
A todos, Sebas, Juan Domingo, Amart... muchas gracias y un abrazo.

Anónimo dijo...

Ahhhhh

(Onomatopeya del sonidito que produce la admiración entremezclada con un suspiro)

¡Qué hermoso!

¿Y cómo no lo había leído?

Pero es que además de encontrarse entre mis poetas favoritos, Vd. se encuentra también entre mis narradores favoritos. En todo caso, siempre hay dejos (más que dejos, destellos, intermitencias, visos, abismos, et al) poéticos en su decir.

(Junto con alguna entrada anterior... ésta la guardo entre mis lecturas imprescindibles... es decir, ésta ya se hace necesaria para los retornos, para las décimas y vigésimas lecturas -no exagero, te aseguro que todas esas veces releeré- o más... siempre hay que batir records y alas)

¡Maravilloso!

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Modérese, mi querida Rox. Que si no lo hace me va a dar un soponcio de vanidad feliz. Que es un arrechucho que deja turulatos a los pobres infelices que se toman en serio los halagos de los bienintencionados. Eso sí, mientra dura da un gusto pecaminoso -y, por tanto, como de revolcón lento-.
Qué cosas me hace decir.
Un abrazote.

Portarosa dijo...

A mí también me ha gustado mucho, DR.
Un abrazo.

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

Gracias Porto.
Ya ves que por entonces eso de los chinos, incluso en ciudades portuarias, aún era una rareza.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

jajajaja

Ay, Rayuela...

=)

¡Uops! (¿Perdón?)

Nada, nada... Vd diga-diga (porque yo de moderada ... ummm no, no me imagino, además pretendo poner en marcha un par de consejos, y así... ¡pues menos!)



Linda semana, querido Rayuel()a.

Rox.