martes, enero 29, 2013

Una casa en la colina


Rescato una de las fotografías que tomé ayer por la tarde. Después de la inacabable lluvia caída a lo largo y ancho de las dos últimas semanas, hizo, por fin, un día espléndido. Subí hasta la Providencia. Había pleamar y oleaje. Caminé por el sendero que lleva a la playa de Serín. El temporal ha arrojado sobre ese camino troncos, barro y piedra menuda. Ya abajo, retumbaba el océano. Sobrecogía el estruendo. Por allí anduve hasta que se fue poniendo el sol. Iba desplegándose, poco a poco, un naranja plácido en el cielo que parecía quitarle importancia a la mala mar, bajarle de algún modo los humos. A lo lejos, la casa erguida sobre la Colina del Cuervo tenía a esa hora un aire hopperiano: por sus ventanas entraba la soledad a raudales.

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