"Los poemas, en su arranque, cuando empiezan a ponerse de pie como potrillos recién nacidos, exigen cuaderno y portaminas; y toman forma en lugares y momentos favorables. En los diarios, en cambio, hay una voluntad de ejercicio, que no creo que sea demasiado diferente al entrenamiento de un deportista. Para las narraciones, la idea va fluyendo al tiempo que desgasta y se nutre de todo cuanto toca, se va convirtiendo así en un río cuyo aluvión arrastra materiales diversos que uno acumula en un proceso de escritura que lleva cabo de las formas más diversas: a través de la disciplina o el alumbramiento súbito, a lápiz o en ordenador, en los ratos libres de la actividad laboral diaria o en los días de descanso. Para este menester del relato es uno, en fin, apenas melindroso: se trata de abrigar del frío una osamenta; cuando empieza a entrar en calor, de quitarle lo que le sobre."
A preguntas de Miguel Sanfeliu en su Cuestionario Básico.
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