martes, junio 03, 2014

NIhil semper est

Caminando esta mañana
a la altura de la Plaza de Italia,
vi cómo un golpe imprudente de brisa
arrancaba de cuajo unas hojas de magnolio.
Unas hojas que en ese mismo instante
dejaron de ser, a su pesar
y para siempre, hojas perennes.

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