Le agradan a uno unas cuantas cosas de esta revista que dirige Isabel Marina: el entusiasmo que desprende ese matiz al título donde se afirma que "la poesía ayuda a vivir" (un entusiasmo que supongo tiene esas dosis de fervor que defendía Zagajewski y que aunque quizás sea candoroso y hasta pelín hiperbólico, siempre es mejor que la desgana y los desconchones); que se prefiera en su orientación la diversidad a la trinchera; que tenga un formato manejable y limpio; un precio suasorio y unas colaboraciones de interés (lo primordial). Y, ya en lo que nos atañe, que gracias a la impagable reseña de Pedro Luis Menéndez sople en sus páginas mi Aire de lugar y gente. Así que gracias a Isabel por su revista y a Pedro por sus palabras.
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