Esta mañana llueve fuerte. Sobre la bahía se ha posado una bruma espesa, más óleo que acuarela. Por la orilla anda un paseante solitario. Descalzo. Arremangado hasta las rodillas. Con un paraguas de un color rojo que parece más intenso en medio del día gris. Por las aceras quedan restos de la noche. De la celebración. Cuando una ciudad se echa a la calle del modo en que lo hizo ésta, es que las ganas le llevaban tiempo comiendo las entrañas. Hubo bulla joven. Nunca falta. Pero fue distinta, más recogida e intensa, la de quienes guardan memoria aún de un equipo que hace veinte años se disputaba la gloria con los grandes. Solemos resumir la intensidad de un sentimiento en una imagen o en unas palabras. De aquellas ligas de ensueño hemos guardado el recuerdo de un tipo que entonces iba a proa. De nueve. Que quizás no fue nunca un pelotero elegante. Ni un guapo de calendario. Pero le vimos escorzos tan laboriosos como efectivos. Cabezazos certeros. Goles agónicos. Fue, sobre todo, un jugador en el que se concentraba la esperanza cada vez que era posible un remate. Crecía en esos instantes por la grada una plegaria laica que acaba en grito, el “ahora Quini, ahora”. Ayer domingo, en medio de la fiesta, se entonó de nuevo ese conjuro contra las derrotas. Las de los partidos y las de la vida. Haberle dedicado la efímera dicha de este logro deportivo a quien nos hizo felices tantas veces y sabemos que hoy lleva dentro el mal bicho de la enfermedad ha sido un gesto generoso, pero también un compromiso con la ilusión. Decía Borges, que sin memoria no era posible la imaginación. Afortunadamente, hemos conservado la nuestra. Tenemos, por tanto, derecho a imaginarnos, por un tiempo al menos, entre los mejores.
13 comentarios:
Dura vida la de Quini.
Su hermano y él se merecen todos lo homenajes.
Cuando voy a la playa y veo a la gente haciendo el ganso con bandera roja, me pongo enferma.
Viví una situación parecida, estoy viva y la chica también afortunadamente, aunque a veces tengo pesadillas con sus ojos.
Veredas
Ayer en casa nos alegramos mucho de ese triunfo, confiando en que, como dices, no fuera un episodio más de furia masificada. La visión de Quini llorando y los relatos que te he escuchado sobre esa afición y ese equipo me lo dejan claro, y además me hacen un favor, porque para todas las veces que quiera renegar de este Betis secuestrado ya tengo equipo a quien animar. Enhorabuena, y será una buena excusa para ir al fútbol compartir la ida y la vuelta... Un abrazo.
Desde Vigo un saúdo moi cariñoso para toda esa xente de Xixón (incluiu el mi primu) que tanto amo. Desde la Escalerona agora mesmo, unha aperta moi grande.
La alegría tiene una graduación no desdeñable. Tomarla sin mesura produce una embriaguez que discurre por unos u otros derroteros según el carácter del dipsómano. Hay a quien le da llorona -espíritus sensibles-, hay quien baila sin desmayo y sin recato -mayormente la gente moza- y hay también quien prefiere bebérsela en ámbitos más íntimos, agarrándose feliz a esa dicha breve como a la copa un albariño perfumado y vivo. A vuestra salud, amigos.
¡Felicidades! Es justicia y era hora
A ver si dura. La primera y la ilusión.
Un abrazo.
¡Enhorabuena! Y te la doy con toda sinceridad. Por fin tenemos al Sporting en el lugar que le corresponde, el que nunca debió abandonar, y en el que, estoy seguro, está llamado a quedarse. Porque es el suyo. Auguro tardes de gloria en el Molinón.
Un abrazo.
Se viene casi de la ruina -económica y deportiva-, así que lo único que por aquí se desea ahora es que el equipo se asiente poco a poco de nuevo en la primera. Y va a ser difícil. Un abrazo, Amart.
Yo también os doy la enhorabuena. Aunque ya ni siquiera relleno quinielas (entonces sí) y soy de Madrid, guardo memoria de aquel equipo de hace veinte años que se disputaba la gloria de los grandes y, por supuesto, de Quini.
Puse en el post, querido Amart, veinte años (como los del tango, que no son nada), pero, echando cuentas, quizás ya sean algunos más. A mi hijo le enseñé hace poco un vídeo del Sporting jugando contra el Milán en competición europea y se le quedaron los ojos como platos. Aunque no lleguen otros tiempos iguales, que al menos tengan memoria de aquello.
Un abrazo.
Enhorabuena, hombre. En mis cromos de pequeño siempre estaba el Spórting y me caían muy bien.
Las primeras líneas... pura poesía, o poesía pura. Lo que sea.
Saludos.
Enhorabuena, querido Diarios. Tengo entendido que uno de los héroes del ascenso es paisano mío, el gran Diego Castro. Que la fuerza os siga acompañando en Primera.
Gracias, Conde, Manuel.
A ver si nos mantenemos por un tiempo ahí arriba.
Efectivamente, Diego Castro ha hecho dos excelentes temporadas en el Sporting. Ojalá confirme su alternativa en primera.
Un abrazo a ambos.
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