miércoles, agosto 08, 2012

Estuario



Joaquín Sorolla
Este estuario fue a principios del siglo XX centro de verano  para algunos artistas señeros. Rubén Darío se hospedaba en Riberas. Y pintores como Sorolla, Alfredo Perea, Casto Plasencia o Cecilio Pla venían a la llamada de amistad del pintor Tomás García Sampedro, quien en su casa, conocida como Doña Demetria, formó un grupo al que se le denominó "Barbizón Asturiano", emulando al famoso grupo francés.
Estuario arriba subía una brisa húmeda, fresca y salina. Estuario arriba volvía al atardecer un velero ligero que iba rasgando el agua tan precisa y delicadamente como una tijera afilada rasga una pieza de seda. Volvíamos ya y por el muelle le comenté a M. que seguramente sería un placer sentarse allí a leer hasta que se apagase esa última luz del día que se desparramaba espesa y tibia sobre las paredes de la lonja. Habíamos paseado por las dunas. Habíamos visto correr a Titou hasta la orilla como a un lebrel tras una presa. Habíamos comido en la terraza del puerto arroz y atún. Habíamos compartido a la sombra charla, café y tabaco. Y hasta habíamos conocido a un borracho digno y elegante, que nos habló de su vida en la mar como tercer oficial de puente, de Buenos Aires y de Atenas, de su bachiller en el colegio San Fernando y de los cuatro reyes visigodos principales: Leovigildo, Recaredo, Rencesvinto y don Rodrigo. Ya a la tarde, el propio R. nos fue enseñando los cuadros que expone en el Aula del Mar. Abigarrados y con un punto de misterio. Resultó todo como estar de viaje en un pequeño pueblo de costa, un tranquilo villorrio razonablemente crecido de veraneantes, pero celoso aún del sosiego y el suficiente silencio.

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