“¿Hay algo más estimulante que encontrar todavía con
agrado ahora al amigo al que recibíamos con agrado
antaño?”
R. L. Stevenson, Virginibus Puerisque
Al hilo de un reencuentro, pienso en las afinidades y en la amistad, que generalmente crece enraizada en aquéllas, alcanzando pronto una vida propia y expuesta, como la de cualquier planta, a toda suerte de inclemencias. No es raro, por eso, que se tronche en el más inesperado momento o que se agoste a ojos vista en una resentida agonía. Enterradas y, por ello, fuertes como todo lo invisible, las afinidades tienden, tarde o temprano, al capricho del retoño. Como la naturaleza al de los excesos. Así que quién podría precisar la vida que le aguarda a lo que tan frágil se levanta del suelo.
1 comentario:
Gracias Antonio.
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