Ayer volvió Tachia a recitar en Gijón, en el Antiguo Instituto Jovellanos. Fue, como siempre, un placer escucharla.
Foto de Juan Garay
por oírse a si mismo, voz en grito;
tú en cambio la reposas como el vino
en los rincones tibios de la entraña
y la acercas a la copa de los labios
a sorbos que se apuran como vida,
a veces dulces y a menudo amargos,
a sorbos de alegría y de desdicha.
Te yergues en la escena de las tablas
con la solidez frágil de los juncos,
con la elegancia austera de su danza.
Por tu voz y gesto, por tu mirada,
torrentean los versos en tumulto,
la savia mineral de las palabras.
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