La siega de las guadañas pulsa con ritmo de metrónomo la respiración del silencio.
Los recursos literarios son la celestina entre la realidad y su figuración; ambas trasunto, para los espíritus cartesianos, de Capuletos y Montescos.
Una cosa es ser exquisito y otra, distinta y vulgar, volverse pedante.
La estela de una siega meticulosa y precisa convierte la pradería en papel verjurado.
Los recursos literarios son la celestina entre la realidad y su figuración; ambas trasunto, para los espíritus cartesianos, de Capuletos y Montescos.
Una cosa es ser exquisito y otra, distinta y vulgar, volverse pedante.
La estela de una siega meticulosa y precisa convierte la pradería en papel verjurado.
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