En la casi tristeza con que miras
los cuadernos de nuestras vacaciones
adivino el recuerdo que ahora invocas
y el amargo sabor de la lluvia en los cristales.
Apenas sin me atrevo a turbar ese silencio,
apenas a decirte
que no fuerces la vista en la penumbra.
Tan sólo ensayo un gesto sobre tu hombro,
un tierno ademán de complicidad.
3 comentarios:
Muy hermoso, José Carlos. Recuerdo haber leído una primera versión de este poema (creo que algo has modificado, entrentanto) en "Velar la arena", o me equivoco? Me trae muchos recuerdos esa lectura. Abrazo grande, J12
Puso error en mi comentario en el que te ponía que me pareció muy dulce y cadencioso, casi creí mirar por sobre el hombro yo también. Un abrazote
Gracias, Jordi.
¡Menuda memoria la tuya!
La modificación es mínima, pero me da que queda mejor.
Un abrazo fuerte.
Gracias, Rosa María. Eso se buscaba, supongo, que el lector se identificara con ese gesto de complicidad.
Un abrazo.
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